Las velas del Barça

La vela que prendió Joan Laporta en la catedral de Múnich en las horas previas a la gélida derrota ante el Bayern parece una metáfora de lo que le está sucediendo al club. No porque al Barça solo le quede rezar, sino porque la llama tenue de la vela no es capaz de alumbrar la oscuridad en la que se ha sumido el club.

Imagino a Messi, Suárez y Griezmann viendo desde el sofá de sus casas cómo por primera vez en 21 años su ex equipo no era capaz de pasar a los octavos de Champions. Entre los tres han marcado 10 goles en la fase de grupos, siendo la mitad obra de Messi. Los tres esperan rival para el cruce de octavos.

Lo de Múnich no ha sorprendido a nadie, ni siquiera a una directiva que sobreactúa vendiendo un entusiasmo ficticio que solo puede descargar sobre los hombros de Xavi.

Millones dilapidados

Hubo un tiempo en que el Barça asombraba a Europa buscando la excelencia, un grupo de jugadores que no se conformaban con ganar, sino que querían ganar dando espectáculo, bordando el juego. Hace tiempo que aquella llama se apagó, aunque los rescoldos encarnados en Messi no dejasen ver las cenizas y nadie se preocupase demasiado.

Solo saltaron las alarmas en Roma y Liverpool. Pero con lo que había llegaba, más o menos, para ganar Liga o Copa. Esa idea tan española de “ya iremos viendo” se instalaba en el club mientras lo que se veía era cómo se dilapidaban los millones en Dembélé y Coutinho, iban desfilando entrenadores mientras el entorno se creía a Laporta y su capacidad para retener a quien más y mejor ocultaba el drama que se venía.

Iluminar la oscuridad

Con la nueva directiva el club se ha sumado con vehemencia a la Superliga de Florentino, ha culpado a Tebas de la marcha de Messi, ha echado (e indemnizado) a Koeman, ha sacado los colores a Bartomeu, ha revelado dudosos pagos a periodistas, ha traído a Xavi pese a no creer inicialmente en él, ha hablado de fichajes teniendo la caja vacía, ha celebrado por todo lo alto el regreso de un futbolista de 38 años, y se ha dado el batacazo.

Pedri, Ansu, Gavi, Araujo, Nico…son las velas que Xavi deberá mantener encendidas para volver a iluminar la oscuridad. Pero para que un buen pase sea gol, tiene que haber delanteros. Antes y ahora.

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