Audiovisual

Entender el producto cultural

La grabación de 'West Side Story' y el documental sobre los Beatles muestran exactamente de qué va eso del trabajo intelectual

'Get back': la foto completa de los últimos Beatles

'Get back': la foto completa de los últimos Beatles / Disney+

Isabel Sucunza

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Cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo estábamos enganchados a las sesiones de grabación de la música de 'West Side Story', que mis padres tenían grabadas en VHS. Recuerdo a todos los músicos sentados, encajados entre el director, Leonard Bernstein, que miraba por encima de sus cabezas a la otra punta de la sala, donde estaba el coro y los solistas, Josep Carreras y Kiri Te Kanawa.

Nos sabíamos todas las canciones y todos los comentarios y gestos de aprobación que Bernstein dirigía a su tropa al final de cada tema, igual que también jugábamos a repetir los improperios que soltaba de vez en cuando, haciendo parar voces e instrumentos cuando una nota se iba de tono.

Una de nuestras escenas preferidas era la del momento en el que Bernstein interrumpe a Carreras y decide dar la sesión por terminada aquel día porque la cosa no acaba de rular. Carreras suelta un juramento, embute de malas maneras las partituras en una carpeta y se larga de allá enfadadísimo.

Estos días me acordaba de aquellos vídeos mientras miraba el documental de los Beatles. Tienen que montar una actuación en vivo, con público, que será grabada y retransmitida por televisión en tan solo un poco más de dos semanas. Van pasando los días y, en ese hangar, igual que en el estudio de grabación de Bernstein y compañía, el cansancio pesa, el desgaste es cada vez más evidente, las conversaciones se vuelven más productivas y cada vez se nota más la sensación de ir contrarreloj.

Hay un momento en Liverpool en que McCartney reclama un 'método' que, según dice, no tienen y sin el cual no irán a ninguna parte. Tocan, sí, van saliendo melodías y letras en las que nosotros, los espectadores, reconocemos en seguida la que acabará siendo su forma final; sin embargo, ellos, en el momento de la grabación, aún son incapaces de verla y dudan de si aquello servirá para algo.

Son dos películas que creo que muestran exactamente de qué va eso del trabajo intelectual; el esfuerzo que hay tras lo que acaba siendo un producto cultural. Dos películas que pueden hacer que, quien solo recibe el resultado final y no tiene forma de ver qué hay detrás, deje de pensar que este sea tan fácil o que está sobrevalorado. 

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