ANÁLISIS

La 'carta Dembélé'

Dembélé se lamenta de una ocasión fallada durante el Barça-Betis del Camp Nou.

Dembélé se lamenta de una ocasión fallada durante el Barça-Betis del Camp Nou. / FCBARCELONA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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La ilusión lo es todo en el fútbol. Si la lógica siempre se impusiera, si David no pudiera ganar a Goliat, sería un juego mucho más aburrido. El problema que tiene el Barça y sus aficionados es que durante muchos años han sido Goliat, y últimamente se sienten incómodos en el papel de David. Hasta el punto de que empiezan los partidos seguros de no poder ganar. Esa es la sensación ante la hazaña de Múnich y, para agravarla, resulta que Dembélé es la única piedra que pueden meter en la honda para tumbar al gigante.

Así está el Barça. En manos del talento y la inestabilidad de un jugador, mimado por Xavi y Laporta, que hace siete meses que no juega un partido entero. Los escépticos recuerdan que Dembélé ha protagonizado, en su vuelta tras la lesión, fuegos de artificio que no han cambiado el signo de los partidos. No se lo podemos negar. Hubiera sido diferente si Frenkie De Jong hubiera acertado con su remate de cabeza ante el Benfica o si el disparo de Abde ante el Betis no hubiera salido por encima del larguero.

Posiciones firmes que no cambiarán

Pase lo que pase este miércoles, las posiciones son firmes y ya no cambiarán. Sus partidarios continuaremos disfrutando del juego del díscolo delantero sabiendo de sus imperfecciones - quizás perdonándole en exceso porque nacimos románticos-, mientras que sus detractores no tendrán nunca suficiente, porque solo esperan el error para poder confirmar su razón. Y en el caso del francés, la equivocación, el despiste, el desliz, tarde o temprano, llega. 

Resulta chocante que aquellos que menos confían en su juego son los que ahora más le exigen. Se le pide prácticamente que cuando coja el balón, se marque un eslalon messiánico y resuelva ¿Que no dice Laporta que es mejor que Mbappe? ¿Que no dice Xavi que puede ser el mejor del mundo en su posición?

La desesperación es tal que pretenden que Dembélé genere la jugada, desequilibre, escape por la banda, centre y remate. Si de lo que se trata es que Dembélé haga de Messi, enfoquen sus velas hacia Lisboa, porque efectivamente -menudo descubrimiento, ¿verdad?- no lo es.

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