Gestión del Govern

El mérito de ser los peores

En casa, cuando vemos por la tele a un 'conseller' anunciando pomposamente una nueva medida, apostamos sobre cuándo va a salir mal

El 'president' de la Generalitat, con el 'vicepresident', Jordi Puigneró, y la 'consellera' de Presidència, Laura Vilagrà, a su llegada a la reunión del Govern de este 12 de octubre de 2021.

El 'president' de la Generalitat, con el 'vicepresident', Jordi Puigneró, y la 'consellera' de Presidència, Laura Vilagrà, a su llegada a la reunión del Govern de este 12 de octubre de 2021. / ACN

Albert Soler

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No es fácil no hacer nunca nada bien, que todo sea siempre un desastre. Lo que está logrando el 'governet' en Catalunya tiene mérito. Hasta la gente más incapaz, la más analfabeta, la más idiota, alguna vez, por azar, lleva a cabo algo sin error. El tipo más imbécil del mundo, un día hace algo bien, sin querer. De ahí que lo del 'governet' sea digno de elogio. Lo último ha sido colapsar la web de Salut al lanzar a los catalanes a por el pasaporte covid con un solo día de margen, pero antes hizo lo propio con la web de los farmacéuticos al pretender regalar una mascarilla a cada catalán y, anteriormente, lo mismo con las ayudas a los autónomos. Algún día han presentado un decreto sin firma ni fecha, de manera que el juzgado ha tenido que echarlo atrás. Se pierde la cuenta de las burradas. Qué difícil ha de ser equivocarse siempre, lo digo con sincera admiración.

Si cualquiera, en su trabajo, se propone hacerlo todo mal, va a fracasar. Por más empeño que ponga en ello, en alguna ocasión algo va a salir bien. No al 'governet', eso nunca. En Catalunya hemos reunido a los mayores expertos del bodrio, auténticos profesionales del fracaso, gente que ya nació con el don de no hacer nada bien en su puñetera vida. Por supuesto, no basta con nacer con este don, se requiere trabajo constante para mejorarlo. Que uno se despista un momento y va, y acierta.

Después está el mérito de juntar a los mayores inútiles en un 'governet', por suerte el lacito amarillo que lucen facilita la elección y evita que se cuele ahí alguien levemente capacitado. Ello permite vislumbrar cómo sería una 'republiqueta' a cargo de esa tropa. Estaríamos arruinados -más todavía, quiero decir-, enfermos, hambrientos, sin techo donde cobijarnos y tiritando de frío (eso ahora, en verano nos asaríamos de calor). Pero, ¿y lo que nos reiríamos? Moriríamos al poco tiempo, pero moriríamos riendo, que es una buena forma morir.

En casa, cuando vemos por la tele a un 'conseller' anunciando pomposamente una nueva medida, apostamos sobre cuándo va a salir mal. No si va a salir mal, eso lo sabemos todos en mi familia, hasta el gato, sino cuándo. Qué risas. Lo mejor es cuando salen luego a disculparse sin disculparse, simulando que está todo bajo control. Y conteniendo la risa, con semblante serio. Como los grandes payasos. Qué buenos son, los 'jodíos'.

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