Pros y contras

No es un accidente

Los migrantes que murieron en un local ocupado fueron víctimas de una injusticia social insoportable

Cuatro muertos en incendio plaza de Tetuán

Los cuatro supervivientes han sido rescatados por este patio interior. / Guillem Sánchez

Emma Riverola

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El horror ocurrió tras una persiana cerrada. Una como tantas. Un bebé, un niño de tres años y sus padres, migrantes dedicados a la chatarra, murieron en un local ocupado en el que malvivían. Más allá de las causas exactas que provocaron el incendio, es evidente que murieron víctimas de una injusticia social insoportable. De un sistema que niega a demasiados el acceso a un trabajo digno, que convierte el derecho a la vivienda en un lujo inaccesible y que impone unos costes energéticos de locura.  

El mismo día que nos despertamos con la noticia del desconsuelo, las portadas de los diarios nos mostraban la coronación de la descomunal estrella del templo de la Sagrada Família. 5,5 toneladas y 7,5 metros de diámetro entre sus puntas. Cientos de leds la iluminarán por la noche. “Una nueva estrella en el firmamento”, según palabras del arzobispo Juan José Omella. O un grotesco apunte más para el templo del exceso. El coste ha sido de 1,5 millones de euros. 

Apenas un kilómetro separa la opulenta exhibición de la persiana cerrada. Entre uno y otro, el preciso reflejo de nuestra alma colectiva. De las luces y las sombras. Del sufrimiento oculto y del artificio más perverso. Nada es un accidente.  

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS