Apunte

Alexia, una deuda histórica

Alexia, este lunes en la gala del Balón de Oro en París.

Alexia, este lunes en la gala del Balón de Oro en París. / FF

Sònia Gelmà

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Tenía 12 años cuando le dijeron que su sueño se tenía que posponer. El Barça levantaba una Champions en París ese mismo año, pero Alexia no podía continuar jugando para el club de su vida. No hablamos de hace tanto, era el 2006 y la estructura azulgrana no le podía ofrecer un equipo para su edad. Le dijeron que volara, que jugara en otros clubs, que disfrutara y que volvería. 

Seis años después, Xavi Llorens, el mismo que tuvo que decirle hasta luego, le volvió a dar la bienvenida. Ya tenía 18 y aunque la sección estaba lejos de ser lo que es hoy, la convenció. Incluso, en lo que por entonces solo podía ser un acto de fe, le pronosticó que primero llegarían las ligas y más tarde, la Champions. Y así fue. 

Aquello necesitó algo más que palabras. Hizo falta que el club hiciera una apuesta real por ellas, que les dieran recursos, que las cuidaran, que las hicieran profesionales y que invirtieran en mejorar el equipo. Primero llegaron a una final para verla como espectadoras, la siguiente la compitieron y la ganaron. «La clavaste», le dijo Alexia a Xavi Llorens cuando se abrazaron en Goteborg. Lo que no pudo predecir fue que además se convertiría en la mejor jugadora del mundo.

Cambio de paradigma

Ese balón de oro la reconoce como la mejor y sitúa al Barça como referencia mundial para todas aquellas niñas que se imaginan futbolistas. Un reconocimiento que salda una deuda histórica con los centrocampistas azulgranas. Su calidad, junto a la coralidad del equipo, pese a tener jugadoras tan determinantes como Hansen –ausencia inexplicable entre las nominadas–, Martens o Hermoso, permite que se pueda hacer esa justicia que también hubieran merecido Xavi o Iniesta. Un pedacito del balón de Alexia les corresponde, como parte de la misma entidad, de la misma profesión y de la misma posición. 

Aunque, por una vez, ella se lleve los focos. Por una vez, ellos quedan en un segundo plano para un club que cumple 122 años de historia pero que también evoluciona y se rinde ante un cambio de paradigma. 

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