Lucha contra el covid-19

Vacunémonos: es importante

Nos encontramos en un momento de la pandemia diferente a los anteriores y hacen falta nuevas estrategias

Un hombre recibe la vacuna contra la covid-19.

Un hombre recibe la vacuna contra la covid-19. / EFE

Salvador Macip

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Esta semana recibiré la tercera dosis de la vacuna del covid-19. En el Reino Unido está disponible para los mayores de 50 años y, aprovechando que ya entro en esta categoría, pedí hora rápidamente. No estoy convencido de que sea imprescindible: aunque es cierto que los anticuerpos van a la baja con el tiempo, no hay datos suficientemente sólidos que digan que una dosis extra reducirá todavía más las complicaciones graves y la mortalidad, que es el verdadero poder de las vacunas. Pero quizás sí que jugará un papel al disminuir los casos sintomáticos, y esto sería importante para el control de la oleada que empieza.

Nos encontramos en un momento de la pandemia diferente a los anteriores y hacen falta nuevas estrategias. Los gobiernos han confiado en un nivel alto de inmunización para parar los contagios, a pesar de que los expertos les decían que esta no era la función de las vacunas. Ahora nos encontramos que los casos no paran de subir, principalmente porque desde finales del verano, cuando las curvas tocaron fondo, se ha ido imponiendo el marco mental que la pandemia aquí se había acabado gracias a la campaña de vacunación. Evidentemente, no era cierto.

La vacuna es una capa de protección (posiblemente la más importante) pero por si sola no es suficiente. Si nos olvidamos de las otras (mascarilla, macetas, distancia, ventilación...), le estamos poniendo las cosas fáciles al virus. Esto se ve claramente si se comparan los datos de inmunizaciones y casos. Italia tiene 77% de vacunados con pauta completa y una media de 150 casos diarios por millón de habitantes. Pero Portugal tiene un 88% con casi 200 casos. En España las cifras son 80% y 100. Alemania tiene algo menos vacunados que Italia, 67%, y en cambio muchos más casos, 570. Queda claro que la relación entre las dos cosas no es directa. Por lo tanto, no es una “oleada de los no vacunados”, como han proclamado algunos, sino que nos afecta a todos porque depende de más factores.

Después de darse cuenta del error, la táctica a los países que todavía no están muy mal es hacer todo lo posible antes de volver a aplicar medidas nos costará aceptar. Por eso se está acelerando la vacunación (sobre todo terceras dosis y, pronto, menores de 12 años, una de las franjas donde más está circulando el virus), y la aprobación de los nuevos fármacos de la Merck y la Pfizer, que prometen reducir mucho los casos más graves. El siguiente nivel, todavía dentro de las intervenciones ‘light’, es ampliar el uso del pasaporte covid (es difícil que en España se pueda hacer más allá de los entornos de ocio, por cuestiones legales). El objetivo continúa siendo evitar el colapso sanitario y la mortalidad, pero es muy posible que esto no se pueda conseguir sin medidas más duras. Países como Austria ya lo han tenido que admitir mientras otras, como lo Reino Unido, prefieren aceptar el coste humano de no volver a aplicar restricciones.

Hay que tener presente, además, que el virus sigue mutando si puede correr libremente. Ahora hemos descubierto una nueva variante en Sudáfrica que tiene características preocupantes. Los cambios que adquirido la podrían hacer más infecciosa (una evolución que ya hemos visto antes varias veces) y, lo que sería peor, más resistente a los anticuerpos que hemos generado. Es pronto todavía para saber qué impacto real tendrá esta variante, por lo tanto tenemos que esperar y vigilar. Podría ser que no se implantara, a pesar de que algunos datos sugieren que empieza a ser dominante en el país donde se ha detectado primero, o se esparciera globalmente. En todo caso, si hace falta, podríamos producir en poco tiempo vacunas adaptadas contra la nueva variante.

Porque a pesar de la mala prensa, las vacunas son uno de los fármacos más efectivos y seguros que existen. Las complicaciones graves son raras y, por su naturaleza, no tienen a largo plazo. Verlas como una sustancia tóxica que se tiene que utilizar lo mínimo posible es absurdo. Y tampoco pasa nada si nos ponen más de una a la vez. Recordamos los millones de niños que han recibido de golpe las tres que incluye la triple vírica y que no han tenido ningún problema.

Ante las incertidumbres de este invierno, lo mejor que podemos hacer es protegernos tanto como podamos contra los dos virus con más posibilidades de causar complicaciones. Aceptad la tercera dosis de la vacuna del covid cuando os la ofrezcan y pedid también la de la gripe si formáis parte de un colectivo vulnerable. Y si algún profesional os recomienda lo contrario, que a veces pasa, buscad información en fuentes fiables y os daréis cuenta rápidamente de que la inmensa mayoría de expertos están de acuerdo que más vale ser prudente y aprovechar las herramientas que tenemos a mano para protegerse a un mismo y a la sociedad.

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