Personaje polémico

Zemmour, criatura de los medios

Su omnipresencia en los medios de comunicación del país vecino, ya sean públicos o privados, es constante y cada libro que saca, cada entrevista que concede arma revuelo y se convierte en un acontecimiento

Eric Zemmour firma ejemplares de su nuevo libro a sus seguidores, el pasado 17 de septiembre en Toulon.

Eric Zemmour firma ejemplares de su nuevo libro a sus seguidores, el pasado 17 de septiembre en Toulon. / NICOLAS TUCAT

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El fenómeno Zemmour no se entiende sin el concurso de los medios de comunicación franceses, que, aun fingiendo a veces combatirle, se han convertido en sus mejores aliados. Judío de origen argelino, Eric Zemmour es la nueva estrella de la extrema derecha francesa hasta el punto de opacar a la líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen.

Sagaz polemista, Zemmour es sobre todo un provocador nato. Sin pelos en la lengua y amparado como está por la libertad de expresión, suelta lo que le viene en gana y sabe que los medios van a recogerlo inmediatamente y con nada disimulada fruición.

Lo mismo le da rehabilitar al mariscal Pétain, afirmando, contra todos los datos históricos, que protegió a los judíos que poner en tela de juicio la limitación de velocidad en las carreteras o ciudades francesas.

Lo mismo blanquear al régimen colaboracionista de Vichy que atacar a las comunidades musulmanas que llevan viviendo décadas en Francia y sugerir que debería prohibirse a todo francés llamarse Mohamed.

Su omnipresencia en los medios de comunicación del país vecino, ya sean públicos o privados, es constante y cada libro que saca, cada entrevista que concede arma revuelo y se convierte en un acontecimiento. Sus apariciones públicas se convierten en otros tantos momentos mediáticos, que luego se comentan y analizan. Él lo sabe y lo explota como nadie.

La prensa lleva semanas hablando de su posible candidatura a las próximas elecciones francesas aunque él no haya dicho de momento si se presentará o no, pero todo parece girar de pronto en torno a su figura.

Algún observatorio de los medios como Acrimed lleva ya tiempo denunciando el peligro que supone el trato privilegiado y muchas veces acrítico que Zemmour recibe de la prensa.

No puede hablarse de conspiración en torno a su persona, sino que se trata de prácticas periodísticas normales en los tiempos que corren, en los que el espectáculo prima sobre la información y la crítica.

Solo el pasado mes de septiembre se contabilizaron en la prensa francesa más de 4.100 noticias relacionadas con el personaje, casi 140 por día.

Diarios y revistas, tanto de información política como del corazón, le han dedicado sus portadas con títulos tan llamativos como 'La tentación presidencial' ('L'Express') o 'La Tentation Zemmour' ('Valeurs actuelles').

La prensa lo justifica señalando que Zemmour representa “una corriente de pensamiento que existe hoy” y que de ninguna manera se puede prohibir. Pero algunos se preguntan por qué otros políticos, escritores, sindicalistas, actores y otros profesionales que representan también “corrientes de pensamiento actuales” no tienen nunca un micrófono delante.

Lo que ocurre en Francia con Zemmour recuerda en cierto modo a lo sucedido con Donald Trump en Estados Unidos aunque se trate de dos personajes en el fondo muy distintos. Los medios norteamericanos no dudaron en dar la máxima cobertura a cuanto salía de la boca de Trump, por escandaloso o estúpido que fuera: les servía para aumentar la audiencia y hacer negocio. Zemmour es infinitamente más inteligente que el político republicano, pero sus ideas son por igual repugnantes. Y los medios franceses están haciendo el mismo papel de comadrona.

Suscríbete para seguir leyendo