Ágora

Basta de violencias machistas: nos va la vida

Tenemos que combatir el machismo desde todos los ámbitos, empezando por el institucional

VII Marcha contra la volencia machista del Baix Llobregat

VII Marcha contra la volencia machista del Baix Llobregat / CC BAIX LLOBREGAT

Marta Rovira, Carme Forcadell y Dolors Bassa

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Doce mujeres asesinadas en Catalunya en lo que llevamos de año. Mujeres muertas por el hecho de ser mujeres. Tres violaciones, cinco abusos sexuales y tres agresiones cada día. Ayer, hoy y mañana. Y estas son solo las cifras denunciadas. Las violencias machistas son una lacra que tenemos que erradicar, y esto lo tenemos que reivindicar y luchar cada día, no solo hoy, día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres.

Las violencias machistas son una vulneración de los derechos humanos, una losa para una sociedad que se quiere democrática y libre. Los feminicidios son su expresión más insoportable, pero a menudo son la culminación de muchas violencias previas y escondidas, como la sexual, la económica, la psicológica, la digital o la vicaria. Detrás de estas violencias hay la cultura del machismo de muchos años atrás, el patriarcado que legitima y perpetúa las discriminaciones que sufrimos de manera cotidiana. El machismo continúa contaminando las relaciones sociales y familiares de nuestra sociedad, y lo tenemos que cortar de raíz.

Sufrimos el machismo en todas partes. En casa, en la calle, en la escuela, en el transporte público, en el deporte, en la política, en el trabajo. En las prisiones. Y lo tenemos que combatir desde todos los ámbitos, empezando por el institucional. A menudo nos encontramos que, en la atención a las mujeres que han sido víctimas de esta violencia, las administraciones, la justicia y los medios causan una revictimización, porque cuestionan su relato y lo hacen repetir una y otra vez. Si no paramos esta revictimización, muchas mujeres continuarán sin confiar en el sistema y no presentarán ninguna denuncia.

Tenemos que abordar también el ámbito educativo e introducir la educación en sexualidades. El alumnado tiene que aprender a vivir la sexualidad desde la autonomía, el respeto y la igualdad. Necesita conocer el propio cuerpo, y le tenemos que ayudar a romper mitos y tabúes, como por ejemplo los relacionados con la menstruación. Hay que trabajar, también, el consentimiento sexual para prevenir violencias y para saber construir relaciones afectivas igualitarias. Un tipo de relaciones que, sin duda, no se aprenden a través de la pornografía, donde se legitima una violencia sexual brutal.

Hablamos de violencia contra las mujeres y no remarcamos bastante que los agresores son los hombres. Es un deber inexcusable que todos los hombres se impliquen en la erradicación de la violencia machista en cualquiera de sus expresiones. Hace falta que los hombres reaccionen ante las actitudes machistas y las señalen, porque es en las actitudes, en los valores, en el día a día, donde se incuban las violencias. Y solo acabando con el machismo acabaremos con sus violencias.

Como sociedad tenemos que decir basta. Las mujeres no somos un objeto ni somos la propiedad de nadie. No somos culpables de provocar ningún abuso. No somos inferiores ni merecemos cobrar menos por el mismo trabajo. Podemos ocupar cargos de responsabilidad y tomar decisiones como cualquier hombre. Y merecemos disfrutar de derechos y libertades reales, no solo escritos en un papel. ¿Cómo puede ser que, a día de hoy, una mujer reciba una remuneración un 23% inferior a la de un hombre por el mismo trabajo? ¿Cómo puede ser que las mujeres siempre paguemos un precio mucho más alto por cualquier crisis socioeconómica? Tenemos que hacer frente a esta situación con contundencia, de forma radical, y desde todos los ámbitos.

Cuando hablamos de igualdad hablamos de justicia social. O conseguimos la igualdad real entre hombres y mujeres, o siempre habrá una ciudadanía de primera y una de segunda. Con este convencimiento, desde Esquerra Republicana apostamos por la creación de la 'conselleria' d' Igualtat i Feminismes, que trabaja para que la perspectiva de género se incorpore de forma transversal en todas las políticas del Govern y que impulsa acciones contundentes para combatir el machismo y todas las desigualdades. El proyecto de presupuestos para 2022 prevé duplicar hasta los 30,5 millones de euros la partida para prevenir, atender y reparar las violencias machistas, y destina 26 millones de euros a políticas para garantizar el derecho a la conciliación y a los cuidados.

Los feminismos han llegado al máximo nivel político, pero es vital que cada una y cada uno de nosotros nos impliquemos. Cuando una mujer es maltratada, cuando se produce un abuso sexual, es toda la sociedad quien se tiene que sentir abusada y agredida. Cada caso de violencia machista nos hace una sociedad peor. Y tenemos que decir basta. Basta de violencias machistas. Nos va la vida. Solo acabando con la violencia y el machismo podremos construir un país realmente justo y realmente libre.