Pros y contras

Interrogantes

Los conmovedores reportajes de Elisenda Colell nos han tomado de la mano y nos han conducido por los ásperos caminos de Mauritania. El viaje no ha sido cómodo

Mauritania, la zona de tránsito de los cayucos

Mauritania, la zona de tránsito de los cayucos / Pablo Blázquez

Emma Riverola

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Entre las letras, un infinito de cicatrices. Este mes de noviembre, los conmovedores reportajes de Elisenda Colell nos han tomado de la mano y nos han conducido por los ásperos caminos de Mauritania. El viaje no ha sido cómodo. A veces, el aire se tornaba irrespirable. Hasta la piel dolía. Niñas violadas, prisioneras para siempre de la agresión, madres y esposas forzadas. Jóvenes supervivientes de mil guerras. Cada noche, la memoria de la crueldad robándoles el sueño. Un pasado poblado de monstruos.  

¿Qué habría pasado si hubiera tenido una infancia como la tuya? ¿Qué habría pasado si de niño hubiera podido ser solo un niño que juega, que no pasa hambre, que no tiene que partir a buscar el pan para su familia o escapar de una guerra?”, se pregunta Dieho Nesseble, un joven de 25 años que huyó de Costa de Marfil a los 19 y quedó varado en Mauritania. Él pregunta y nosotros sabemos. Lo sabemos perfectamente. Y tratamos de esquivar los interrogantes. Que no nos rasguen la piel, que no se nos claven sus púas. Los evitamos, pero no por ello desaparecen. Permanecen en el aire. Sobrevuelan kilómetros de tierra, millas de agua y llegan hasta nuestras calles. Son tozudos, los interrogantes, también nuestro silencio. 

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