Cambio climático

Las medidas ambientales necesitan consenso

Las alternativas pueden ser diferentes en diferentes lugares dependiente de la geografía y los recursos disponibles, pero sería necesario plantear y discutir las soluciones, explicarlas bien y aplicarlas de forma transparente y decidida

Manifestación de protesta durante un día mundial de acción sobre el cambio climático en Glasgow el 6 de noviembre de 2021, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26.

Manifestación de protesta durante un día mundial de acción sobre el cambio climático en Glasgow el 6 de noviembre de 2021, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26. / ANDY BUCHANAN/AFP

Pere Puigdomènech

Pere Puigdomènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se ha acabado la reunión de Glasgow sobre Cambio Climático y aparecen opiniones que ven el vaso muy vacío mientras otros se felicitan de que el vaso se va llenando aunque sea despacio. Estas cumbres tienen como objeto buscar soluciones en los retos que tenemos enfrente como consecuencia de los efectos de la actividad de las poblaciones humanas sobre el medio ambiente. Podemos criticar a los gobernantes por su falta de decisión, pero debemos tener en cuenta qué encontrarán cuando vuelvan a casa. Tendrán que convencer a la población que los ha escogido de que hay que tomar decisiones que cambiarán su manera de vivir. Esta dificultad la vemos ya en dos aspectos importantes para nuestra vida como son el acceso a la energía o a los alimentos. 

Una de las conclusiones que han llegado los países reunidos en Glasgow es la reducción en el uso de carbón y de las emisiones de metano. Países como España o Francia han ido cerrando minas de carbón, pero será difícil hacerlo en Polonia, que es un gran productor, o en Alemania que decidió cerrar sus centrales nucleares y no tiene por ahora otra alternativa. Si además reducimos el uso de metano, del que está hecho el gas natural, la producción de electricidad se verá afectada y puede subir su precio que es el que ya está pasando en estos momentos. A esto se añade que si ponemos impuestos a la producción de CO2 puede subir también el precio de la gasolina. La vida de mucha gente está basada en el uso del automóvil. No está claro cómo se las tendrán que apañar transportistas y otras personas que tienen que usar el automóvil por cualquier actividad de su vida. Moverse en ciudades y fuera de ellas, o ir al otro extremo del mundo por trabajo o por turismo, se ha convertido también en una costumbre habitual. 

Ente este momento, tener acceso a la electricidad es para todos nosotros una necesidad imperiosa, cosa que no era así hace 100 años. Dependemos de la electricidad para casi todo lo que hacemos y muchas industrias dependen directamente. Pero la electricidad se tiene que producir y lo tenemos que hacer en centrales que queman carbón, petróleo o gas, en centrales nucleares o aprovechando la luz del Sol, el viento o las corrientes fluviales. Las nucleares, que en Francia seguirán siendo la fuente principal de producción de electricidad, no emiten gases, pero plantean problemas de suministro de uranio, generan residuos y tienen un riesgo, que puede ser pequeño, pero que cuando hay accidentes son muy graves. Las energías renovables alteran el paisaje. Y además hay que transportar la electricidad por cables o quizás aprovechando el hidrógeno. También los campesinos dependen de los combustibles para hacer funcionar sus tractores. Si además hay que reducir el número de vacas porque producen metano, los pesticidas o los abonos habrá que ver cómo conseguimos que la producción de alimentos no disminuya de forma significativa, pero será difícil que sea posible hacerlo a un precio parecido al actual. 

Para los campesinos actuales y para las nuevas generaciones el trabajo que hacen debe ser atractivo y no lo es si su remuneración es baja. Si disminuye el rendimiento de los cultivos o si queremos pagar mejor la producción habrá que aceptar que los precios suban. Si esto pasa tendríamos que procurar que no impida una alimentación suficiente para todo el mundo, un derecho esencial por la vida de la gente. En todo caso, habrá que tomar decisiones sobre la producción de electricidad y alimentos que ya vemos son difíciles. Podemos reducir el uso de carbón, petróleo y gas de forma progresiva, pero habrá que producir la electricidad de otras maneras que afectan el territorio y hay que transportarla. Y tendremos que producir alimentos con menos impacto ambiental pero quizás serán más caros. Ya vemos reacciones en contra de las medidas contra el cambio climático en algunos países porque algunos ven amenazado su sistema de vida o su trabajo. Y también vemos que hay sectores económicos que reaccionan defendiendo sus intereses. Las alternativas pueden ser diferentes en diferentes lugares dependiente de la geografía y los recursos disponibles. Pero sería necesario plantear, discutir y consensuar las soluciones, explicarlas bien y aplicarlas de forma transparente y decidida. La alternativa puede ser enfrentarse a conflictos que ya se empiezan a producir y que serán difíciles de gestionar.

Suscríbete para seguir leyendo