El escorpión y las ranas
Haría bien en recordar Pere Aragonès que ningún presidente ha salido indemne de su dependencia de la CUP
Astrid Barrio
Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO
A pesar de que se ha repetido hasta la saciedad que el 'procés' ha muerto, la voluntad del gobierno de la Generalitat de seguir negociando los presupuestos con la CUP, un partido muy minoritario y con unas posiciones políticas muy alejadas de las de la mayoría de los catalanes, junto con su negativa a sentarse a dialogar al respecto con otros partidos como el PSC o els Comuns, que se han ofrecido, es muy ilustrativo de las dificultades que tienen los dirigentes independentistas para alejarse del marco mental procesista que ha dominado en los últimos años. Ese que falsamente sostiene que la mayoría independentista tiene unos intereses compartidos de los que se deduce una estrategia conjunta a los que hay que subordinarlo todo y que tiene como consecuencia que cualquier intento de acuerdo que escape a esa lógica sea considerado como una traición y utilizado como arma arrojadiza.
Solo así se entiende que un gobierno, y más en una situación de crisis como la actual que aconseja tejer grandes consensos, renuncie alegremente a la posibilidad de aprobar unos presupuestos que podrían contar con el aval de una amplísima mayoría del Parlament y representar muchos catalanes y que prefiera seguir subordinándose a un pequeño partido con el que en la práctica tiene muy poco en común tanto en las formas como en el fondo. Parece que no se haya aprendido nada acerca de los inmensos costes que ha tenido subordinarse a la CUP, y que se haya olvidado que fueron ellos los que mandaron a la papelera de la historia a Artur Mas y que tras hacer fracasar los presupuestos de Oriol Junqueras forzaron la moción de confianza que Carles Puigdemont superó gracias al compromiso no previsto en la hoja de ruta de Junts pel Sí de celebrar un referéndum unilateral y que culminó con la huida de medio gobierno y el encarcelamiento del resto. Haría bien en recordar Pere Aragonès que ningún presidente ha salido indemne de su dependencia de la CUP. Y que la CUP siempre sale ilesa. Es su carácter. No insistan más.
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