Las carnicerías que son simulacros de carnicerías

A estas alturas todavía no puedo entender la fijación que la población vegana tiene por los productos veganos que imitan a la carne. Siempre he pensado que si no te gusta la carne no tiene ningún sentido que sigas tu dieta simulando que comes carne. No hace mucho, una empresa americana –la Unattainable Meals– patentó unas “hamburguesas” que sangraban, con la introducción en la mezcla de una proteína llamada leghemoglobina que es de color rojo.

Es muy probable que pueda comprarse en la Rudy's Vegan Butcher de Londres, que abrió hace un año. O en la Farmers Veggie Butchers, que, de hecho, está en Gràcia y no es una carnicería, sino un simulacro. Para que quede claro, hay "veicon" y "biutifarra" y "sobrazada", una bromita la mar de simpática. Hechos de tofu y soja, por supuesto. En un restaurante de Barcelona, hay un plato llamado “nopollo a la plancha”, un nombre que podría indicar cualquier cosa. Un solomillo de ternera, por ejemplo, sería un claro ejemplo de “nopollo”. En el fondo, todo esto me produce cierta ternura: es como un retorno a la infancia. A aquellos mazapanes chillones en forma de frutas y verduras que cagaba el tió. No eran ni manzanas ni tomates. Eran mazapanes camuflados, coño.

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