Votos díscolos

Menú de sapos, pinzas y dignidad

Los obedientes votantes del PSOE y Unidas Podemos han roto algo mucho peor que cualquier disciplina de partido: la confianza

Enrique Arnaldo, candidato al Tribunal Constitucional propuesto por el PP, durante la Comisión Consultiva de Nombramientos del Congreso, con la presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, el pasado 2 de noviembre de 2021.

Enrique Arnaldo, candidato al Tribunal Constitucional propuesto por el PP, durante la Comisión Consultiva de Nombramientos del Congreso, con la presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, el pasado 2 de noviembre de 2021. / DAVID CASTRO

Olga Ruiz

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La disciplina de voto debería quedar invalidada en algunos supuestos. Especialmente cuando el voto que la dirección del grupo parlamentario exige a sus diputados es contrario a cualquier valor o postulado de la propia formación. Solo de esta forma se puede proteger lo único sagrado en un partido político: sus principios.

Acceder sin reparos a votar una opción, a pesar de que va en contra de los principios más fundamentales de tu propio partido debería ser considerado transfuguismo ideológico, una práctica que como hemos visto esta semana no requiere de ningún cambio de partido. 

Ni el socialista Odón Elorza ni las diputadas de Unidas Podemos Gloria Elizo y Meri Pita han roto disciplina alguna, a pesar de haber votado en contra del nombramiento del magistrado Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional. No es a ellos a quien hay que pedir explicaciones sino agradecerles su intento de mantener la dignidad y la conciencia a salvo de la sinrazón. 

El indigesto menú de sapos lo han compartido el resto de diputados, el grupo de los obedientes votantes del PSOE y Unidas Podemos. Son ellos los que han roto algo mucho peor que cualquier disciplina de partido: la confianza.

Ambos grupos justifican el voto a favor como un mal menor ante el interminable secuestro de las instituciones, una especie de decisión entre susto o muerte. La duda es por qué han acabado votando muerte.

Esta semana los diputados de la bancada de la izquierda (la nueva y la vieja) han facilitado con su voto que un candidato con tantas sombras como Enrique Arnaldo, crítico en sus artículos con la eutanasia, la ley del aborto o la crisis climática e indulgente con la caja B del PP, sea nombrado magistrado del Constitucional. Han votado a favor de lo que tantas veces han atacado, en contra de lo que tantas veces han prometido.

Les pido que hagan el favor de prestarnos la pinza con la que dicen haberse tapado la nariz para votar porque el hedor nos está asfixiando.

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