¿Vuelve la inflación?
Cabe esperar que esta aceleración de los precios resulte coyuntural al estar soportada en un alza espectacular del gas y, en menor medida, de determinados componentes industriales
Jordi Alberich
Economista
Jordi Alberich
De manera inesperada, la inflación ha retornado de manera contundente, pues hacía décadas que en el conjunto de la Unión Europea no alcanzaba el actual 4%, un índice que aún es mayor en el caso español. Lógicamente, ello ha disparado las alarmas pues, de prolongarse este aumento de precios, se perjudicaría seriamente la recuperación y los frágiles equilibrios de unas administraciones, empresas y familias altamente endeudadas.
Sin embargo, cabe esperar que esta aceleración de los precios resulte coyuntural al estar soportada en un alza espectacular del gas y, en menor medida, de determinados componentes industriales. A ello ha contribuido el extraordinario nivel de gasto público y el mayor consumo de empresas y familias, tras muchos meses de contención y ahorro.
Las consecuencias de este repunte de la actividad evidencian dos disfunciones de nuestra economía abierta. De una parte, la urgente transición energética desactiva fuentes de energía tradicionales, sin que acaben de tomar su relevo las renovables. Y, de otra, las cadenas de suministro global, diseñadas para funcionar en situaciones de plena normalidad, muestran una fragilidad enorme ante situaciones adversas. Así, por ejemplo, ahora nos damos cuenta de que toda la producción de microchips, indispensables para el automóvil y dispositivos electrónicos, se concentra en un 80% en Taiwán y Corea del Sur. Cualquier incidencia, como el actual aumento de la demanda, rompe el suministro y paraliza las plantas que requieren de dichos microprocesadores.
Lo razonable es que, tras unos meses con la inflación disparada, retornemos a la normalidad perdida. De la misma manera, resulta sensato considerar que viviremos episodios similares en un futuro, por lo menos hasta que consolidemos un nuevo mix energético y entendamos que el mundo es demasiado complejo como para ceder toda la producción a quien ofrece un mejor precio, renunciando a un aprovisionamiento de proximidad para determinados productos estratégicos.
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