Escepticismo científico ante la COP26
La cumbre del clima no suscita grandes expectativas en una parte significativa de los investigadores debido a la inoperancia política mostrada tras los acuerdos de París
Mariano Marzo
Catedrático emérito de la Universitat de Barcelona (Facultat de Ciències de la Terra).
Mariano Marzo
El pasado mes de agosto, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicó un informe elaborado por 234 científicos. En él se expone con toda claridad que al mundo se le está agotando el tiempo para evitar los impactos más severos del cambio climático. Una conclusión que, sin duda, enmarca en su justa medida la importancia de la cumbre de la COP26 de Glasgow.
Sin embargo, paradójicamente, este tipo de evento no suscita grandes expectativas entre una parte significativa de la comunidad científica. Básicamente, por la pérdida de credibilidad derivada de la inoperancia mostrada a la hora de traducir en actuaciones y resultados concretos los acuerdos y las promesas políticas efectuadas en 2015, en el marco del acuerdo de París.
En este sentido, resultan ilustrativos los datos de una encuesta publicada en la revista ‘Nature’, a principios de este mes. Esta encuesta, enviada, unas semanas antes de la cumbre de Glasgow, a 233 de los 234 autores del informe del IPCC, fue contestada de forma anónima por 92 de ellos y las respuestas revelan un notable grado de escepticismo, tanto sobre la posibilidad de que los lideres mundiales sean capaces de adoptar las medidas necesarias para ralentizar el fenómeno del calentamiento global, como sobre que los gobiernos locales puedan gestionar las graves consecuencias derivadas del mismo.
El 60% de participantes en una encuesta de 'Nature' estima un aumento de al menos 3ªC a finales del siglo XXI y declara sufrir ansiedad por el clima
En general, las respuestas de los científicos a la encuesta evidencian un claro sentimiento de pesimismo. Así, el 60% de los investigadores estima que hacia finales del presente siglo el mundo habrá experimentado un aumento medio de la temperatura de al menos 3ºC respecto al periodo anterior a la revolución industrial. Algo que está muy por encima del objetivo del acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5-2ºC. Asimismo, el 88% de las respuestas afirman que el calentamiento global constituye una crisis y casi el mismo porcentaje de científicos se muestra convencido de que los impactos catastróficos del cambio climático se materializaran en el transcurso de sus vidas. Y, ya en un plano más personal, algo menos de la mitad de los encuestados afirma que el calentamiento global les ha conducido a reconsiderar algunas decisiones vitales importantes, tales como dónde vivir o si tener hijos o no. Además, más del 60% confiesa sufrir episodios de ansiedad, depresión u otros trastornos ligados a la preocupación suscitada por el fenómeno del cambio climático.
A la hora de valorar este sentimiento pesimista, ‘Nature’ advierte de que su encuesta no captura el punto de vista del 60% de los autores del informe del IPCC, lo que constituye una importante limitación. Por otra parte, la prestigiosa revista recuerda que una encuesta revela opiniones y no hechos científicos, aclarando, además, que los investigadores que respondieron a la encuesta lo hicieron a título personal, no como representantes del IPCC. Y, en cualquier caso, aunque las respuestas de los encuestados evidencian un profundo desasosiego, también dejan entrever algunas señales que invitan al optimismo. De este modo, más del 20% de los científicos participantes se muestran confiados en que los países conseguirán limitar el calentamiento global a 2ºC e, incluso, un 4% de ellos creen que el mundo podría alcanzar el objetivo más ambicioso de limitar el calentamiento a 1,5ºC –un objetivo que, desde el mismo momento en el que se firmó el acuerdo de París, ha sido catalogado como inalcanzable por no pocos académicos–.
Un último aspecto interesante de la encuesta es que dos tercios de los científicos que respondieron a la misma afirman estar comprometidos en la lucha por el equilibrio climático, sea promoviendo el conocimiento mediante conferencias, publicaciones o vídeos, firmando cartas y peticiones, o asesorando demandas antes los tribunales. No obstante, esta actitud militante no conlleva la exigencia de que el IPCC rompa radicalmente con su actual cometido de evaluación científica neutral, para implicarse más directamente en el activismo climático. Casi el 75% de los encuestados manifiesta que el IPCC debe evitar caer en la politización para continuar centrándose en facilitar al mundo la mejor información científica disponible para la toma de decisiones.
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