ANÁLISIS

Xavi no es Pep

Xavi Hernández, junto a su mujer y familia.

Xavi Hernández, junto a su mujer y familia. / Jordi Cotrina

Sònia Gelmà

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Inevitable. Les compararemos. Lo sabe Xavi, lo sabe Pep y lo sabemos todos. Pero, aunque caigamos en la tentación de buscarle las similitudes, es importante no situar las expectativas en el mismo lugar.

Guardiola es el autor de una obra casi perfecta –y el casi lo pongo por vicio. La mejor vista jamás en el Camp Nou. Su exitosa etapa dejó títulos y momentos memorables, inigualable. Viviremos otras alegrías, por supuesto, diferentes. Xavi ni siquiera ha empezado su etapa, y esperar algo parecido pone el listón en una altura tan inalcanzable que solo puede condenarnos al fracaso.

Inevitables paralelismos

Es obvio que la historia de cómo ambos llegan al banquillo azulgrana ofrece varios paralelismos: ambos crecieron en la Masía, ambos fueron capitanes, y les llegó la oportunidad sin un gran bagaje como técnicos. Por si fuera poco, su mentalidad futbolística es similar. Para ambos el juego tiene sentido a partir del balón y de ser protagonistas.

A Xavi no le importa, dice que es todo un éxito que le comparen con el mejor

Encarnan ese purismo futbolístico que tan nerviosos pone a algunos. Quizás porque les resulta demasiado snob, porque no pone el foco en el resultado, como si por ser fiel y apasionado de una idea no se pudiera querer ganar. Hasta aquí, el parecido, a partir de ahí: ni Xavi es Pep, ni Pep es Xavi.

A Xavi no le importa, dice que es todo un éxito que le comparen con el mejor. Debe formar parte de ese optimismo con el que ha llegado. Su nivel de euforia es tal que incluso se ve capaz de cambiar la dinámica de Dembelé. Imaginen que se sale con la suya y que el francés se convierte en su particular Messi... Perdonen que también me deje arrastrar por ese estado de ilusión que nos ha traído el relevo en el banquillo. 

Xavi ya ha pasado por aquí, ya lo vivió como jugador, hasta que Rikjaard avanzó su posición y descubrimos que el de Terrassa no podía ser mejor 4 que el de Santpedor, por la sencilla razón que era un 6. Quizás como entrenador tampoco sean la misma posición, no conviene esperar que transiten por el mismo camino. El reto para Xavi es mayúsculo.

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