APUNTE

La sombra de Guardiola

Xavi Hernández, entrenador del equipo catarí Al-Sadd

Xavi Hernández, entrenador del equipo catarí Al-Sadd / EFE/David Borrat

Albert Guasch

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El Joan Laporta que compareció ayer junto a Sergi Barjuan conectó con el Joan Laporta del día del Metropolitano, aquel en que puso a Ronald Koeman en un pedestal de barro. Conectó cuando se le ocurrió decir que su discurso sobre Xavi Hernández "no ha cambiado nunca". Es evidente que no decía la verdad.

Este viernes pavimentó la llegada del técnico de Qatar con unas palabras cálidas sobre su capacidad como entrenador que se contradecían con las pronunciadas en diferentes ocasiones, en particular en privado. Lo de que Xavi está verde lo ha escuchado en los últimos tiempos media ciudad.

Era, posiblemente, su mecanismo de defensa ante las voces que con terca insistencia le recomendaban tragarse el orgullo y apostar por el de Terrassa, aunque hubiera formado parte del proyecto de Víctor Font

Ahora ha cambiado de opinión, y no pasa nada, no es grave, siempre que sea un giro genuino, una decisión convencida, porque si no es así el futuro se intuye espasmódico de no desaparecer los resultados adversos, que tiene pinta de que no lo harán en el plazo corto.  

Esa cautela de Laporta no deja de hecho de contrastar con cierta euforia desmedida que se palpa en el entorno sobre las posibilidades de Xavi. De Xavi se espera que se reencarne en Guardiola de igual manera que parecía que Ansu Fati debía ser Messi casi al instante. Son las ilusiones hiperbólicas que a veces genera el fútbol, o la desesperación.

La comparación entre las dos leyendas es irreal, aparte de injusta, y no dista mucho de ser una repetición de lo que le ocurrió como jugador. Xavi se introdujo en el primer equipo bajo la sombra del mito Guardiola. Luego, quién lo iba a decir, le superó en dimensión y proyección mundial. 

Como entrenador Guardiola se encontró un Barça construido por Van Gaal (Puyol, Xavi, Iniesta…) y Rijkaard (Messi, Etoo…), o sea una base fabulosa sobre la que iniciar su proceso de transformación del juego como en contadas ocasiones se ha visto en la historia del fútbol.

La paciencia

Ahora Xavi hereda una casa en ruinas, con todo por hacer, y aunque su capacidad de transmitir entusiasmo por la idea genuina del modelo Barça sea de lo más refrescante, lo normal es que necesite tiempo y mejores futbolistas para acercarse un poco a la obra prodigiosa de Pep

Va sobrado de ilusión ante la perspectiva de volver a casa, amasa fe en su método y conoce palmo a palmo la entidad. En Qatar no entrenaba a niños, sino a profesionales, como recordó en alguna ocasión, así que algo habrá madurado. Y cuenta a su favor que ha visto todos los partidos del Barça, y posiblemente en su cabeza los ha ido también jugando, maquinando variaciones y reordenando posiciones.

Ahora solo cabe esperar la firma oficial, que le acompañe la necesaria suerte y disponga de la imprescindible paciencia de todos, sobre todo del impetuoso presidente. 

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