Cumbre del clima

'Medicanes' en Barcelona

La Barcelona de 2050 será en parte resultado de lo que hagamos a partir de la cumbre de Glasgow, pero también será fruto de conciencias climáticas que nacen de la imaginación.

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Carol Álvarez

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Sobrasada con miel. Chocolate con sal. Los contrastes, en la gastronomía, ponen a prueba nuestros paladares. También cuando son resultado de un error.. Quién no ha echado sal al café tras un mal despertar. Un contraste así te hace sentir vivo de forma inesperada.

En el terreno de la paradoja se mueven otros contrastes. La noche de los muertos se pone de largo este fin de semana con el adiós a lo peor de la pandemia muy reciente, con locales de ocio a reventar, para recuperar el tiempo perdido, para gritar a los cuatro vientos que seguimos en pie, puertas abiertas, música atronadora. Ya con la luz del día, mientras los más rezagados de la fiesta aún deambulan por las calles, los cementerios mudarán caras, los lloros y recuerdos y tristeza invadirán las calles de ciudades de nichos. Perdimos a muchos por la pandemia y es demasiado reciente el shock, la herida sigue abierta. Reír y llorar en unas horas, sin solución de continuidad, será todo en uno este Halloween.

Las calles de Barcelona han recuperado el pulso y solo las mascarillas nos recuerdan de dónde salimos. ¿Salimos? Vuelven las manifestaciones a las calles, los atascos de tráfico, las aglomeraciones en las calles comerciales. Pero algo ha cambiado en el ambiente. Apretarse y rozarse aún incomoda, también la mascarilla de quita y pon en las tiendas. Y los estornudos ajenos siguen siendo sospechosos.

Lo peor de la pandemia puede haber quedado atrás, pero solo es una etapa en la ruta que ahora nos lleva a la próxima parada en este particular reto global en que estamos inmersos para salvar la humanidad, la crisis climática.

'Medicanes' y sequía

'Medicanes' en Barcelona, sequía en noviembre en el Empordà. Más contrastes. Los ciclones marinos en la zona del mediterráneo no son nuevos, pero los meteorólogos alertan de que su virulencia crece peligrosamente, y también la duración de los fenómenos. Los huracanes nos empezarán a visitar y alguna catástrofe, como se avisó tiempo atrás del riesgo de pandemia, nos tocará de lleno más pronto que tarde. Pero Catalunya hace su entrada con honores en la semana de la cumbre del clima de Glasgow con otra alerta, la de sequía en diferentes puntos del territorio, y con restricciones al consumo de agua en el Empordà y en los Pirineos. 

Barcelona fantástica

 Que la cumbre del clima transcurra en paralelo a la celebración del primer festival de literatura fantástica y de ciencia-ficción de Barcelona es una feliz coincidencia. Organizado por el periodista y escritor Ricard Ruiz Garzón, el festival pretende impulsar el reconocimiento de la ciencia-ficción literaria, acercarla a todo tipo de lectores y sobre todo enseñarnos por qué deberíamos prestarle más atención.

El llamado cli-fi, subgénero de la ciencia-ficción centrado en los fenómenos climáticos y sus excepcionalidades, bebe de sesudos trabajos e hipótesis de futuro de científicos, muchos de ellos ya en colaboración estable con la ficción audiovisual además de las novelas. El género proyecta escenarios terroríficos, en muchos casos, extraños en todos ellos, pero nos prepara para lo que está por llegar. Hemos vivido en primera persona solo hace unos meses la realidad de una Barcelona desierta, donde las plantas asilvestradas se abrían paso entre el cemento y los animales rompían el silencio con sus trinos o se asomaban a las grandes avenidas vacías de humanidad, y eso nos ha acercado como nunca antes a escenarios hasta ahora solo imaginados. 

Las literaturas distópicas también construyen las ciudades, y así las piensan y proyectan arquitectos y urbanistas. La Barcelona de 2050 será en parte resultado de lo que hagamos a partir de la cumbre de Glasgow, pero también será fruto de conciencias climáticas que nacen de la imaginación.

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