Cine

Mónica Vázquez

Periodista y músico

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Bienvenidos de nuevo a Arrakis

'Dune' es toda una experiencia, pero poder sumergirse en ella con ayuda de la tecnología 4DX no tiene precio

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La primera vez que vi 'Dune' era demasiado pequeña para comprender lo que estaba viendo. Arrakis me absorbió con sus desiertos interminables y sus tremebundos gusanos gigantes, y Vladimir Harkonnen populó mis pesadillas durante años, cerrándome el camino a leer el libro que tan vivamente me recomendaba mi padre, quien me introdujera al mundo de la ciencia ficción con entusiasmada impaciencia. 

La nueva versión de 'Dune', dirigida por Denis Villeneuve y protagonizada por Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson y un siempre impecable Oscar Isaac, está ahora en cines, invitándonos de nuevo a vivir una de las historias más queridas dentro del género de la ciencia ficción. Para celebrar tamaña ocasión, decidí enfrentarme a mis miedos con honores y ver la película en una sala con tecnología 4DX. Las butacas se movían al ritmo de la cámara, llevando el cuerpo a donde iba la mirada. Los ventiladores, escondidos, nos envolvían con el eco de la brisa constante del desierto. La pantalla cincelaba la imagen en 3D, acercándonos a un espacio de ficción que sólo es habitable en la imaginación, alimentando la ilusión de estar a un palmo de los protagonistas. La acción era inescapable, y la línea que separa la realidad de la fantasía se hizo tan fina como la especia que hace de Arrakis el centro de esta historia. 

Pero si algo me robó el aliento mientras paseábamos por esta adaptación de la novela de Frank Herbert fue la dirección de sonido y la impactante banda sonora, de mano del insuperable Hans Zimmer, como no podía ser de otra manera. Sin desvelar nada a aquellos que aún no han visto la película, ver 'Dune' es toda una experiencia, pero poder sumergirse en ella con ayuda de la tecnología 4DX no tiene precio. 

Y sí, Vladimir Harkonnen, ahora en la piel de Stellan Skarsgârd, sigue y seguirá siendo siempre parte del casi infinito repertorio de pesadilla que parece amontonarse sin medida en mi cabeza. Pero menuda película, amigos. Dos horas y media que vuelan, y te dejan vibrando, expectante, esperando impacientemente la siguiente entrega.

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