Salón en Barcelona

'Cowboy Bebop' y el manga que nos representa

Personaje de 'Cowboy bebop'

Personaje de 'Cowboy bebop'

Carol Álvarez

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A media mañana de un día normal puedes encontrarte una cola de gente ante una tienda como aquellas que veíamos ante los supermercados, las farmacias, durante la etapa más dura del coronavirus. Solo que esta vez se repite en una tienda de comics, como ha pasado de forma intermitente pero continuada en estos últimos tiempos. El fenómeno manga ha apuntalado la buena salud del sector, musculado con el brío de los superhéroes  y retroalimentado por los anime de la misma forma que Marvel y DC echan combustible a sus personajes a través de Disney + y HBO. 

Jóvenes que leen, rompiendo tópicos, y que además lo hacen en papel, otra tradición a prueba de bombas...a día de hoy.

Desabastecimiento

El temor al desabastecimiento de cómics por la pandemia se activó en verano: en EEUU, donde el boom lector de manga aún es más pronunciado, hubo auténticos momentos de pánico ante la posibilidad del retraso de entregas y lanzamientos, y las editoriales se pusieron manos a la obra para reducir el impacto de la ralentización de la producción y transporte de los cómics como consecuencia de las restricciones.

Tres meses después, sabemos que el calendario de adviento de Harry Potter llegará con retraso y rozando el larguero para abrir sus ventanitas prenavideñas a tiempo. Pero el manga Tokyo Revengers llegará el 26 de noviembre para felicidad de sus fans. 

Las noticias y actualizaciones de entregas se suceden a gran velocidad. Norma reprograma sus publicaciones por "problemas existentes con el suministro de la materia prima necesaria para acometer las impresiones".

El negocio fue de los primeros en ver las orejas al invierno del descontento, y solo una semana antes del Salón Manga de Barcelona ha llegado a las librerías la esperada Haykyuu, serie centrada en las peripecias de un joven de poca estatura que quiere ser un gran jugador de voleibol.

Lejos en tiempo y lugar

Son historias de tinta y papel, muchas veces sin color, pero tienen atrapados a millones de adolescentes y jóvenes, cada vez con horquillas de edad más amplias, con más capacidad económica, con más interés en la evasión que les da esa experiencia lectora, visual, de mundos ficticios y lejanos en tiempo y lugar. 

La apuesta de Netflix

El próximo hit que llegará a Netflix, que es nuestra arena pública de la conversación, será un western espacial….inspirado en un anime: Cowboy Bebop. De su estreno coincidente con el salón del manga de Barcelona saldrán chispas y todo tipo de onomatopeyas orientales.

Cowboy Bebop no es para niños como tampoco lo es El juego del calamar, y puede ser más accesible por tratarse de una serie que ha saltado del manga al anime y ahora a actores de carne y hueso. En su línea argumental hay temas tan actuales como la indiferencia y el vacío existencial. Es muy característico de las sociedades asiáticas -el manga, japonés,  es de finales de los noventa -, pero los estragos del largo confinamiento y las limitaciones impuestas en la vida cotidiana han dejado una muesca en la juventud de fácil identificación con sentimientos así.

El caso francés

El fenómeno es mundial. En Francia, el Gobierno puso este año sobre la mesa un cheque cultural de 300 euros para los jóvenes que cumplieran 18 años, y si el 75% lo consumió en libros, dos terceras partes de esas compras eran mangas.

Hay mangas más o menos violentos o fantásticos, pero lo que comparten todos es su gancho emocional: exponen sentimientos extremos que logran la empatía instantánea del lector.

El manga conecta desde el rudimentario papel con las inquietudes de los tiempos desde hace décadas, y su eclosión en pandemia nos dibuja un retrato emocional inapelable de la respuesta de los más jóvenes ante los retos de esta sociedad vapuleada por las distintas crisis, porque más allá de la evasión, la experiencia cultural también va de construcción de identidad y valores. 

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