Unión Europea

Rafael Vilasanjuan

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La Europa de hierro

Las sanciones contra Polonia, Hungría o el Reino Unido no son el mejor camino, pero la cuestión es saber si hay otro y no parece que la UE vaya a tener más opción que empezar a mostrar peso

Dos banderas de la UE ondean frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas.

Dos banderas de la UE ondean frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas. / YVES HERMAN

¿Se acuerdan de la adivinanza aquella que cuestiona qué pesa mas, si un kilo de hierro o uno de paja? Pues, aunque el dilema parezca banal, tal vez convenga para explicar qué fuerza tiene la Unión Europea en un momento crítico en donde los enemigos se multiplican, tanto fuera como dentro, con amenazas no menores ¿Paja o hierro? El dilema está servido y al menos, en esta ocasión, la UE amenaza con sacar el puño.

Así lo está dejando entrever con Polonia y Hungría, dos miembros díscolos, que no cesan de aprovechar los derechos que tiene estar dentro del club para obtener todos sus beneficios, al tiempo que rechazan sus obligaciones. El reto que plantea Polonia, supeditando cualquier ley europea a la legislación nacional, no solo no debería ser aceptable, define un camino de regreso al pasado, más que una propuesta para fortalecer la soberanía compartida en un espacio común. La Comisión Europea está considerando cortar parte de los fondos previstos en el presupuesto, utilizando una norma reciente que permite castigar a los países miembros si cuestionan las leyes comunitarias y la obligación de cumplir con los acuerdos. Hungría podría seguir la misma senda y es que en ambos países gobiernan partidos y líderes ultranacionalistas que no solo cuestionan a la UE, también minan sus propias democracias y el Estado de derecho ¿Cuál es el camino? Mostrar mano de hierro sin duda debería ayudar a entender que la causa ultranacionalista no tiene recorrido, pero aunque en Polonia y Hungría gobiernan, la fuerza de estos movimientos ultra ha crecido en todo el continente y medidas muy contundentes podrían hacer que en Francia, Países Bajos, España o Italia los partidos de ultraderecha, todos ellos antieuropeos, agitaran el fantasma del retorno a soberanías nacionales, para seguir ganando terreno en un momento en el que hay mucho descontento y la crisis por el coronavirus ha golpeando económicamente a una buena parte de la población. 

Algo parecido sucede con el Brexit, cuando creíamos todo atado el Gobierno británico amenaza con no cumplir los acuerdos de comercio fijados con Irlanda del Norte para impedir una frontera física con la otra Irlanda, en el sur de la isla que comparten. Tal y como se prodiga el Gobierno de Boris Johnson contra la UE, la salida está lejos de aparcar problemas y para nada se parece a una separación amistosa. Los Estados mas influyentes de la UE, con Francia y Alemania a la cabeza, ya han anunciado que si hay que prepararse para lo peor, las medidas serán duras. Aquí las sanciones consisten en romper acuerdos de tarifas con el Reino Unido, un punto de inflexión crítico que mostraría si Europa tiene poder. 

¿Lo tiene? Las sanciones no son el mejor camino, pero la cuestión es saber si hay algún otro y no parece que la UE vaya a tener mucha más opción que empezar a mostrar peso. Aunque solo fuera por el efecto visual, todos estaremos de acuerdo que se decanta antes la balanza si, en vez de paja, vamos poniendo algo de hierro. 

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