En clave europea

Parches energéticos en la UE

Las propuestas de la Comisión Europea para afrontar el drástico encarecimiento de la energía se centran en amortiguar el impacto mediante ayudas, subvenciones y rebajas fiscales

Las empresas preparan compras masivas de electricidad para sortear las subidas

Las empresas preparan compras masivas de electricidad para sortear las subidas

Eliseo Oliveras

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La escalada de precios energéticos puede comprometer la recuperación económica. Pero la Comisión Europea se resiste a reformar el distorsionador sistema de precios mayoristas de la electricidad de la UE y apuesta por más déficit y deuda, que luego pedirá recortar

Las propuestas de la Comisión Europea para afrontar el drástico encarecimiento de la energía en la Unión Europea (UE) se centran en amortiguar el impacto de la subida de la electricidad en los hogares y las empresas mediante ayudas, subvenciones y rebajas fiscales. Pese a las demandas de Francia, España y otros países, descarta a corto plazo revisar la fórmula del precio mayorista de la electricidad en la UE, que califica como “la más eficiente”, aunque infla el precio sin relación al coste real de producción y multiplica el beneficio de las eléctricas. La Comisión Europea admitió en un informe de 2020 que los hogares y las empresas de la UE pagan la luz mucho más cara que las 20 principales economía mundiales (G20). 

En lugar de abordar el problema estructural, la solución de la Comisión Europea es que los estados aumenten su déficit y deuda pública, que después exigirá rebajar mediante el recorte de inversiones y gasto social como la pasada década, que agravó la desigualdad y generó un retraso económico y tecnológico respecto a EEUU y China. Como concesión a Francia y España, la Comisión Europea ha encargado un estudio sobre “los beneficios e inconvenientes del actual diseño del mercado eléctrico”. Respecto a la negociación conjunta de los contratos de gas, la Comisión Europea sólo contempla “explorarlo” para reservas.

Como la capacidad de ayudas de los estados tiene un límite, la escalada de precios energéticos puede comprometer la recuperación económica, disparar la inflación y generar un rechazo social al plan climático europeo. Las industrias en Europa han comenzado a anunciar suspensiones de producción debido a la factura eléctrica, como Sidenor en España, mientras que numerosas fábricas de fertilizantes están paradas por el elevado coste del gas.El encarecimiento de los fertilizantes y los demás costes de los agricultores puede generar una ola de protestas en la UE, ya que al mismo tiempo el valor de sus productos es recortado por la distribución e industria agroalimentaria.

Precios disparados

El precio mayorista de la electricidad en la UE, que se calcula por separado a nivel nacional, establece que la última unidad (y más cara) que se emplea para cubrir la demanda totales la que fija el precio global, aunque solo aporte una cantidad testimonial. Las centrales de gas fijan el precio, pese a que el 80% de la electricidad haya sido producida al coste mucho más bajo de las energías renovable, hidráulica o nuclear.

Incluso si la UE ya produjera más del 90% de la luz con energía renovable y sólo el 0,1% procediera de centrales de gas, el precio seguiría disparado y establecido por la central de gas. Esta formula marginalista abre la posibilidad a los grupos eléctricos (que tienen centrales de cada tipo) de manipular la oferta para que el precio sea el más alto posible y multiplicar sus beneficios.

Este sistema de pecios fue diseñado por las propias eléctricas a través del grupo de expertos que asesoró a la Comisión Europea en la redacción de la reglamentación. La Defensora del Pueblo de la UE, Emily O’Reilly, ya denunció en 2015 los graves conflictos de interés del sistema de los grupos de expertos y la desmedida influencia de las grandes empresas y los intereses sectoriales en la elaboración de la legislación europea. Las reformas emprendidas en 2016 por la Comisión Europea no resolvieron las deficiencias más graves, indica un informe de Corporate Europe Observatory.

El problema se agrava por la indexación del precio del gas natural en la UE a su cotización en el mercado volátil y especulativo del TTF holandés, mucho más caro que los contratos de suministro a largo plazo vía gaseoductos. El precio de gas del TTF holandés subió de19 euros/Megavatio hora (MWH) en marzo a 35 euros/MWH en junio y superaba los 75 euros/MWH en septiembre sin que en ningún caso haya un problema de suministro en la UE, detalla el último informe de la Comisión Europea.

En comparación, el gas natural importado por España de Argelia vía gaseoducto resulta mucho más barato y costaba 15,2 euros/MWH en el segundo trimestre y el importado por Italia, 15,8 euros/MWH, mientras que el gas de Rusia a la República Checa se situó en 16,7 euros/MWH, según la Comisión Europea.El uso del mercado TTF holandés como referencia hace que el precio de gas en la UE esté muy influido por la cotización del gas natural licuado y los mercados en América del Norte y Asía, aunque la UE tenga cubierto su suministro, señalan Johathan Stern y Howard Rogers del Oxford Institute for Energy Studies.

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