Campaña de lectura

Isabel Sucunza

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Cinco años perdidos

Se dejó pasar la oportunidad de montar una campaña con fundamento, con librerías, bibliotecas y escuelas, para incentivar la lectura en una de las franjas de edad que más lo necesita: la de la preadolescencia

Niños leyendo cuentos en una librería

Niños leyendo cuentos en una librería

Este año, la campaña “Fas 6 anys. Tria un llibre” llega a su sexta edición, lo cual quiere decir que hace cinco años que se dejó pasar la oportunidad de montar una campaña con fundamento, con las librerías, bibliotecas y escuelas poniendo su experiencia al servicio de la Generalitat, para que esta acción funcionara realmente como incentivo de la lectura en una de las franjas de edad que, todo el mundo lo sabe, más lo necesita: la de la preadolescencia, no la de los seis años.

El año de la primera edición, todo el mundo parecía tener claro que aquello que se ponía en marcha no tenía nada que ver con lo que se había hablado en la primera reunión que se organizó desde Cultura, a la cual se nos convocó a unos cuantos libreros para, al estilo 'brainstorming', ir apuntando las ideas que, según nosotros, habrían optimizado la manera de gastar esos miles de euros que costaría la campaña. Pero bueno, ya se sabe, cuando desde arriba vienen con prisas por montar alguna cosa es que hay un dinero que se tiene que gastar antes de que se acabe el año. La esperanza era, entonces, esperar que la segunda edición, con un año de por medio, llegara revisada y mejorada. Pero no ha sido así: ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta, etc.

Y no pasa nada, pero sí que pasa. Estos últimos días, por ejemplo, al escuchar que desde Madrid se hablaba de crear un bono cultural de 400 euros para los jóvenes que cumplieran la mayoría de edad en 2022, yo no he podido evitar pensar que si aquella primera edición de hace cinco años, en vez de “Fas 6 anys” hubiera sido, como aconsejaron los expertos, “Fas 12/13 anys” y hubiera ido acompañada de un seguimiento y una incentivación para seguir visitando las librerías y las bibliotecas, o de una serie de actividades en las escuelas en torno a los libros comprados (clubs de lectura, intercambios, más visitas a librerías y bibliotecas…), en 2022 habríamos tenido en Catalunya a toda una generación de nuevos adultos con más herramientas para saber cómo gastarse los 400 euros que ahora les prometen desde el otro lado.

Cinco años perdidos. Lástima.

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