Apunte

¿Qué se ha votado en Irak?

Las llamaradas en ese país calientan en todo Oriente Medio y eso no parece que lo vaya a resolver el resultado de los comicios

Un soldado vigila las celebraciones en Bagdad.

Un soldado vigila las celebraciones en Bagdad. / Efe

Rafael Vilasanjuan

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Las elecciones de este domingo en Irak son probablemente la menor de las preocupaciones de un país que al igual que Afganistán, sucumbe a la maldición y la ruina de quienes entraron con la promesa de estabilizarlo y reconstruirlo ¿Recuerdan? Nuestros soldados fueron a liberarlo del tirano Sadam Hussein, con el doble pretexto de que apoyaba al ejército de Al Qaeda y tenía armas de destrucción masiva. Dos argumentos inexistentes con los que Bush, Blair y Aznar empaquetaron una mentira y se lanzaron a una batalla “por la civilización y la libertad”. Casi una década después ¿Cuánto vale el voto en el país de las mentiras?

Mientras se lleva a cabo el recuento podemos estar seguros que estas nuevas elecciones no cambiarán nada. Las protestas contra el gobierno, forzaron estos comicios anticipados, donde un movimiento reformista parecía finalmente poder abrir brecha entre partidos, para acabar con la corrupción, frenar el poder de las facciones armadas y avanzar en una senda para crear riqueza y empleos, en un país que sigue sentado sobre enormes reservas de gas y petróleo. Pero el movimiento popular ha sufrido una represión salvaje, con centenares de representantes asesinados. De ahí la abstención: frente a la certeza de fraude y la falta de confianza, vale mas la vida que el voto. 

A pesar de la armada de observadores occidentales la idea de democracia que fuimos a construir es una farsa. El poder se lo reparten unos cuantos clanes y señores que han hecho de la economía de guerra un negocio que defienden con armas, en un territorio dividido profundamente por la separación confesional entre chiitas y sunníes, con numerosas células tanto de Al Qaeda como del Estado islámico, que nació precisamente aquí como consecuencia de la invasión occidental y que llegó a tener su ansiado califato en Mosul. Al norte de Bagdad y junto a la frontera siria, esta ciudad ahora en ruinas marca el eje por donde Irán pretende construir un corredor chiita que vaya desde Líbano y Siria hasta el país de los ayatolás. 

Por si no fuera poco el desastroso legado que dejamos atrás, en medio del desconcierto, al igual que en Afganistán las tropas occidentales ya tienen fecha de salida. El próximo 1 de enero se irán los últimos combatientes del ejército americano. El resultado de las elecciones podría significar un avance, pero con los reformistas apelando al boicot porque no ven la menor posibilidad de cambio, lejos de pensar que sin presencia occidental Irak recupera la soberanía, los 329 parlamentarios que salen ahora de las urnas, solo van a ser un instrumento menor en el gran desconcierto de este país. A la sombra del pánico que provoca un Afganistán entregado a los talibanes, en Irak tal vez nos espere una caída aun mayor, unos efectos peores, y unas consecuencias mas preocupantes para todos, también para nosotros. Las llamaradas de los incendios de Irak calientan en todo Oriente Medio y nada de todo eso parece que pueda resolverlo el resultado de estas elecciones.

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