SERIES

Amor fraternal en Turquía

TV-3 ha decidido programar 'Germans' en 'prime time' y no estoy seguro de que sea lo adecuado para una televisión pública

'Germans',  la nueva serie turca de TV-3

'Germans', la nueva serie turca de TV-3 / TVC

Jordi Puntí

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Ahora mismo medio mundo está colgado de una serie de Netflix llamada 'El juego del calamar' y está producida en Corea del Sur. Muchos espectadores, además, eligen la versión original y por lo tanto siguen unos personajes que hablan, se insultan y se quejan en coreano. Hace una década era impensable un fenómeno similar. Las plataformas digitales han ampliado nuestro horizonte eliminando los prejuicios culturales y nos atrevemos con todo. Yo soy de una generación que creció con la televisión dosificada por capítulos semanales, donde las telenovelas eran venezolanas o brasileñas, los dibujos animados venían de Japón, las series de humor solían ser inglesas y casi toda la intriga —ya fuera en hospitales, ranchos, juzgados o comisarías— pasaba en Estados Unidos. La escasa alternativa eran las series de producción local, que seguían los patrones tradicionales.

En los últimos años la globalización nos ha impulsado a ver series policíacas de Suecia o Noruega; tramas de intriga política en Dinamarca, como 'Borgen'; recreaciones alemanas de los años veinte como 'Babylon Berlin', o la vida cotidiana de los judíos ortodoxos de Israel, en 'Shtisel'. Reconozco que a veces las veo con curiosidad documental, al igual que sigo el Tour de Francia: para admirar el paisaje mientras los ciclistas pedalean.

Aparte de los calamares coreanos, el último fenómeno televisivo son las telenovelas turcas, que desde hace un par de años aparecen como reclamo en la parrilla televisiva, y son una ventana abierta a la modernidad de Estambul. Así, TV-3 ha decidido programar la serie turca 'Germans' los domingos por la noche, en 'prime time', y no estoy seguro de que sea lo adecuado para una televisión pública. Por lo que hemos podido ver, los escenarios y la trama remiten a los tópicos de la telenovela dramática y lacrimógena, con momentos para sonreír. Gustará y enganchará. Por un lado me hace pensar en la fuerza de las estrategias de la ficción más atávica —hermanos separados al nacer: el juguete de los destinos—, pero por otro no puedo evitar ver, detrás, el decorado feliz y falso de un país donde manda el régimen totalitario de Erdogan. Quizás no era necesario.

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