LA CRISIS AZULGRANA

La realidad virtual de Laporta

Laporta

Laporta / JORDI COTRINA

Emilio Pérez de Rozas

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No siempre es agradable enfrentarse a la realidad. Sobre todo si la realidad es dura, no es la que tú te imaginabas y si tienes pocas posibilidades de cambiarla. Pero es la realidad, menos sentido tiene tratar de esquivarla, hacer ver que es no es la realidad y, sobre todo, intentar disfrazarla ante la mirada y el conocimiento de quienes hace ya mucho tiempo que se han dado cuenta que la realidad es la que es.

No estuvo mal que Joan Laporta se inventase aquella lona con el mensaje de “ganas de volver a veros”. Tampoco, que afirmase (o casi) que con él, Leo Messi seguiría porque aquello lo arreglaba él con un asado. Como tampoco es despreciable que, dado su curriculum, se atreviese a afirmar que esto lo sacaba él adelante “porque tengo experiencia, determinación y ya he demostrado que sé cómo hacerlo”.

La dura realidad

Han pasado más de seis meses y, según podremos comprobar este miércoles a través del CEO azulgrana, todo es culpa de Josep María Bartomeu, que, desde luego, una buena palada de arena, más que un granito, puso en esta situación. Pero Laporta, de profesión (casi) presidente del Barça, vive en una realidad virtual que en nada le beneficia y que le obliga a dejarse trocitos de credibilidad cada semana de mandato.

Esa realidad virtual que Laporta se imagina es la que le obligó, nada más ganar, a ponerse en manos de avalistas, alguno externo, para poder ser presidente. La impidió cumplir con la promesa de retener a Messi. Le forzó a desprenderse de Antoine Griezmann. Le hizo soñar (¡que ya es soñar!) con poder fichar a Pep Guardiola (“si el City gana la Champions, vete tú a saber…”, suspiró), incluso a hablar con Neymar Jr. para que regresase. También a tantear a Haaland, a creer que Riqui Puig es mejor que Pedri y que Umtiti es buenísimo, a soñar con un técnico cruyffista con método alemán (por ejemplo, Thomas Tuchel)…y así hasta llegar a la auténtica realidad y tener que pedirle un préstamo de 525 millones de euros a Goldman Sachs.

Vivir en la realidad virtual es engañarse y engañar. Mala cosa. Ya se lo dijo Javier Tebas, presidente de LaLiga: "Esto no tiene nada que ver con el 2010".

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