ANÁLISIS

El callejón sin salida de Laporta

Joan Laporta

Joan Laporta / Víctor Lerena / Efe

Sònia Gelmà

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Si ustedes viven alejados de las interioridades del Barça y escucharon decir este sábado al vicepresidente deportivo, Rafael Yuste, que no se habían planteado en ningún momento la destitución de Koeman, quizás puedan pensar que los medios de comunicación viven una realidad paralela. Curiosamente, se volvieron locos al unísono.

Más allá de entrar en la incontinencia verbal del presidente, limítense a recuperar la rueda de prensa del entrenador el día antes de enfrentarse al Atlético. Pocas veces un técnico ha tenido tan clara su destitución.

Pese a la ratificación, Koeman sigue estando en una posición de debilidad frente a su vestuario

Pese a la ratificación, Koeman sigue estando en una posición de debilidad frente a su vestuario. Su cargo continúa a expensas de los resultados, él mismo marcó los tres próximos partidos en casa como si fuera el margen que le han dado. Si de lo que se trata es de construir un proyecto, este nuevo aplazamiento no es más que otra prórroga antes de iniciarlo.

Segunda parte de la película

Esta película es la segunda parte de lo que vivimos en verano, cuando tras el rastreo de entrenadores en el mercado y tras comprobar las telarañas de la caja, el presidente optó por la continuidad del holandés y aseguró que confiaba plenamente en él. De hecho, esa decisión es la que le condena ahora, porque Joan Laporta tiene ya poco que ganar en este asunto. 

Mientras Laporta no decida, puede culpar a la herencia

Si lo mantiene, como ha hecho –de momento—se le puede acusar de inacción, de no ser coherente con aquello de que las derrotas tendrían consecuencias. Por el contrario, en cuanto lo destituya, confirmará que se equivocó en el mes de julio. Se encuentra en un callejón sin salida ante el cual decida lo que decida, será un error. 

Mientras Laporta no decida, puede culpar a la herencia. En el momento en que elija candidato, Laporta se atará al éxito o fracaso de la elección. Más allá de las cualidades de cada una de las opciones, la más segura para él sería la de Xavi. La menos arriesgada, la que tomaría cualquier presidente, y quizás por eso, la que menos le ha seducido hasta el momento. Veremos si le convencen. 

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