Símil cinéfilo

El ‘procés’ fue ‘Trainspotting’

Lo único que deberían hacer quienes convocaron un referéndum que ha traído ruina en lugar de la independencia prometida sería salir y decir: "Os engañamos miserablemente"

Puigneró y Aragonès, en el Parlament

Puigneró y Aragonès, en el Parlament / EFE / Quique García

Albert Soler

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Quizás porque este año se celebra el 25º aniversario de una película de culto como ‘Trainspotting’, oyendo estos días en el Parlament a los representantes de CUP, ERC y JuntsxTrainspotting o como se llamen me viene a la memoria la frase de Renton, el protagonista: "No importa cuántas veces salgas, robes y jodas a la gente, siempre necesitas levantarte y hacerlo una y otra vez". Será por eso que a los lacistas les gusta tanto reflejarse en Escocia.

Si una cosa hemos sacado en claro de la verborrea inútil de nuestros representantes en el hemiciclo es que, a pesar de lo que digan de puertas afuera para contentar a su parroquia, hasta el más tonto sabe que el ‘procés’ está liquidado, es decir, lo saben hasta en Waterloo. Llegados a este punto, lo único que deberían hacer quienes convocaron un referéndum que ha traído ruina en lugar de la independencia prometida sería salir y decir:

-Somos unos cobardes.

O bien:

-Somos unos idiotas.

Y en cualquier caso:

-Os engañamos miserablemente.

A partir de ahí podemos empezar a pensar en el perdón, pero se requiere un “lo siento mucho, no volveremos a hacerlo”, que si un rey es capaz de decirlo, más han de serlo presuntos republicanos. Primero, contrición, y en todo caso ya llegará el perdón de los pecados, teniendo claro que este no significa recuperar cargos y sueldos sino, como mucho, evitar escupitajos de la gente a su paso.

El ‘procés’ no ha llegado al final por la fuerza de la razón, que ni está ni se le espera entre las huestes lacistas, sino por puro pragmatismo: se están terminando los familiares y amigos a los que colocar en cargos, y no será que no hay inventiva en ponerles nombres pomposos a las poltronas, la última, la hermana de la ‘exconsellera’ Alba Vergés (ahora sabemos que cuando lloraba ante las cámaras no era por su gigantesca ineptitud sino por no haber colocado todavía a la hermana), bajo el título de directora general de Cuidados, Organización del Tiempo y Equidad en los Trabajos, ahí queda eso. Son tantos los cargos a rellenar que es imposible lograrlo ni aun con el socorro de familias políticas. Con todo el mundo colocado, quedaban todavía cargos que cubrir, y no es cosa de poner ahí a lacistas del montón, sin vínculos de sangre con el régimen, de los que van donde mande el amo y meten dinero en cajas de resistencia, que una cosa es tenerlos como carne de cañón y la otra darles de comer. De los no lacistas, ni hablemos, que mientras no puedan ser expulsados de Catalunya, esos deben ser condenados a ganarse la vida trabajando honradamente, así aprenderán. El ‘procés’ murió por falta de personal al que enchufar, no hay compañeros ni familia para tanto cargo. Debe ser eso, a lo que llaman morir de éxito.

Un buen día aquellos chavales de ‘Trainspotting’ que tanto insultan a los ingleses caen en la cuenta de que, si los ingleses son estúpidos, qué deben de ser ellos, que se dejaron colonizar por estúpidos, pensamiento extrapolable a los lacistas que denostan a España. La explicación a los delirios lacistas, al por qué un grupo de gente decidió arruinar sus vidas y las del mayor número posible de catalanes, la tiene también Renton: “Nuestra única reacción fue seguir adelante y mandar todo a la mierda, apilar la miseria sobre la miseria”.

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