Apunte

Astrid Barrio

Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

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La ampliación de la base y el pluralismo

Los dirigentes independentistas manifiestan una alarmante falta de aceptación del pluralismo inherente a las sociedades democráticas, la negación de la legitimidad de las opiniones ajenas y una clara voluntad correctiva

Pere Aragonès en el Parlament

Pere Aragonès en el Parlament / EFE / ENRIC FONTCUBERTA

En los últimos tiempos una de las consignas más repetidas por parte del independentismo es que hay que ser más. Posiblemente porque se han dado cuenta de que las cuentas no les salen. Ciertamente, el independentismo tiene mayoría parlamentaria pero los partidos que apoyan el Ejecutivo independentista nunca han superado el 50% de los votos y por tanto no son una mayoría social, por mucho que esta legislatura esgriman que han alcanzado el 52%, incluyendo torticeramente en ese cómputo los resultados del PDECAT y del PNC, que no obtuvieron representación. La consigna se ha vuelto a oír en el debate sobre la orientación política general cuando el 'president' Aragonès ha afirmado que hay que "sumar, sumar y sumar más independentistas para ser realmente imparables" y a Junqueras, en una entrevista radiofónica, en la que ha remachado que "su trabajo es convencerlos, uno por uno, si hace falta", a los no independentistas. 

Estas afirmaciones emanan del convencimiento de que el independentismo es portador de una verdad revelada que, como si de una misión evangelizadora se tratase, tiene la obligación de difundir. Lo preocupante es que tras ella subyace una alarmante falta de aceptación del pluralismo inherente a las sociedades democráticas, la negación de la legitimidad de las opiniones ajenas y una clara voluntad correctiva. El planteamiento se ve claramente reforzado por la reiterada negativa a reconocer la existencia de una dimensión interna del conflicto catalán y se manifiesta en el constante menosprecio a los que no piensan como ellos, algo que lleva al 'president' de la Generalitat a seguir ignorando las peticiones para entablar un diálogo interno entre catalanes, en paralelo a la mesa de diálogo entre gobiernos y a proyectar falsamente la imagen de una Catalunya unitaria. Nunca ha habido el clamor del 80% de catalanes en favor del referéndum ni ahora lo hay en favor de la amnistía. Si mienten es porque en el fondo no les gusta la Catalunya real, que es muy plural y si quieren la independencia es para poderla cambiar. 

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