Análisis

Un milagro político

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Verónica Fumanal Callau

Verónica Fumanal Callau

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Cuesta mucho que transciendan los hechos positivos, aquellos que no tienen gresca que están basados en el acuerdo, la racionalidad, el consenso… pero es que hoy en día, tal y como tenemos la actualidad política, permítanme que les diga, que, en el tiempo de las pandemias, los volcanes y las crisis, lo positivo es noticia por su rareza.

Dos ciudades de Extremadura han decidido fusionarse. Sí, sí leen bien. Villanueva de la Serena (25. 752 habitantes) y Don Benito (37. 284 habitantes) han planteado una fusión de forma acordada y, atención, con el consenso de todos los partidos políticos de la región. A ver, usted está pensando que aquí hay gato encerrado y que seguro que ahora voy a contarles algo que vaya al traste con el experimento. Pero no. Lean con atención. 

Dos alcaldes emblemáticos de la región, José Luis Quintana (Don Benito) y Miguel Ángel Gallardo (Villanueva de la Serena) llevan tiempo en esta operación de forma discreta sin el menor ruido o filtración. Ambos sabedores del potencial de sus municipios, pero también de sus limitaciones por su dimensión, no acaban de ser pequeñas, pero tampoco grandes, encargan un informe a la universidad de Extremadura cuyas conclusiones son palmarias: su unión sería no solo aditiva, sino sinérgica, convirtiéndose en la tercera ciudad de la región en número de habitantes, y la segunda en términos de PIB. Ambos, pertrechan la estrategia para que llegue a buen puerto y no sea pasto de las garras del partidismo. 

Verónica Fumanal: Un milagro político en Extremadura

Verónica Fumanal: Un milagro político en Extremadura /

Sin rivalidades

Quintana y Gallardo acuerdan una estrategia para la fusión que se someterá a referéndum el año que viene en ambas poblaciones y que deberá contar con al menos dos tercios afirmativos; que, si sale aprobada, la nomenclatura de la nueva ciudad será completamente nueva. Consiguen el apoyo de todos los partidos y, además, ambos deciden que ninguno de los dos se presentará como alcalde de la nueva ciudad, sino que será un tercer liderazgo el que dirija el futuro de la nueva ciudad extremeña. 

La campaña llamada un “proyecto de futuro que nos une” constituye un contrarelato de las estrategias que han marcado la política española durante los últimos tiempos: el proceso separatista catalán, el Madrid 'first' de Ayuso, en definitiva, el fomento de las rivalidades territoriales como arma electoral. Los alcaldes implicados están convencidos de que los piques tradicionales que han marcado la relación entre ambas poblaciones no serán ningún obstáculo para que cada ciudad abandone su hecho diferencial en pro de la prosperidad económica y social que intentan promover con la fusión de las dos corporaciones. 

La fusión de municipios es una estrategia que se ha llevado hace años en otros países europeos como Alemania y Francia, pero en España, la de la rivalidad entre Villaarriba y Villaabajo, no parecía un hecho posible o deseable. Sin embargo, esta es la fuerza de la política transformadora, la que lidera un proceso con valentía, con mirada larga, sin importar los costes personales porque los beneficios sociales son mucho mayores.

Estoy convencida que en las encuestas de ambos municipios no aparecía la fusión como una necesidad ciudadana, pero hay políticos que no gobiernan a golpe de encuestas, dejándose arrastrar por la última coyuntura. Hay políticos que piensan en grande, que tienen un proyecto y liderazgo suficiente como para mover a la sociedad en una determinada dirección, con determinación y generosidad. Ese es el poder bueno de la política, aquella que consigue milagros.  

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