El balcón de Antonio Franco

Fue director de EL PERIÓDICO a los 31 años y lo consagró como un diario de referencia de Catalunya

Antonio Franco durante su parlamento como ganador del premio Antonio Asensio de periodismo

Antonio Franco durante su parlamento como ganador del premio Antonio Asensio de periodismo / Julio Carbó

Joan Tapia

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Ha muerto, tras casi diez años de luchar contra el cáncer con optimismo y valentía, Antonio Franco Estadella. Un gran periodista que en sus primeros años trabajó en 'El Papus' –aquel proyecto del joven Javier Godó que sufrió un atentado de la extrema derecha–, y en el 'Diario de Barcelona' de Josep Pernau que fue la pesadilla del posfranquismo barcelonés.

Pero la figura de Franco está muy ligada a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA que dirigió desde su fundación en 1978 hasta 1982 y luego, tras una etapa en 'El País' como director de la edición de Barcelona, de 1988 a 2006. EL PERIÓDICO fue un gran éxito porque supo unir las demandas de los lectores progresistas (algo rojos), inquietos y esperanzados tras el cambio político, con la profesionalidad precisa para hacer un diario popular y de calidad (no populista) que se pudiera leer con rapidez. Incluso en el metro. Apoyándose además en el extraordinario tirón del Barça que era –y todavía es- algo más que un club de fútbol.

Aquel periódico supo heredar y superar la pulsión antifranquista del entonces ya desaparecido 'Mundo Diario' que editaba Sebastián Auger, empresario próximo al Opus que leían en CCOO. Pero EL PERIÓDICO, ideado par Antonio Asensio, empresario hecho a si mismo que ya había triunfado con la revista 'Interviú', asesorado por Manuel Martín Ferrand, un agudo periodista madrileño que luego creó Antena 3 Radio, y dirigido por Antonio Franco, supo dar el gran salto y convertirse en uno de los dos grandes diarios de Barcelona. 

Y el principal mérito de aquel diario –uno de los muchos que salieron en los 70– fue de Antonio Franco, que entonces solo tenía 31 años y que supo reunir a un grupo de jóvenes e inquietos periodistas empeñados en hacer un diario progresista y competitivo. Fue el balcón desde que Antonio Franco, casado desde siempre con Mylène, hija de unos exilados en Toulouse, habló al mundo.

Conocí a Antonio más tarde. Cuando era director adjunto de 'El País'. Y lo traté más a fondo en su segunda etapa en EL PERIÓDICO (1988-2006) cuando yo era director de 'La Vanguardia' y él dirigía EL PERIÓDICO. La rivalidad y la competencia entre los dos diarios era fuerte, pero a través de un amigo común, el hace poco desaparecido Carlos Pérez de Rozas, establecimos una línea de contacto. Nos peleábamos cada día por las noticias y luego en el quiosco, pero sabíamos que teníamos lectores plurales que apreciaban la independencia de criterio. Yo valoraba –y vigilaba– a mi principal competidor y coincidía con Antonio Franco –que había tenido una oferta para dirigir 'La Vanguardia'– en que la lucha entre dos grandes diarios distintos y con públicos plurales nos forzaba a cuidar la pluralidad y la calidad. La competencia nos hacía mejores. 

Y de aquello nació, como mínimo, un sincero respeto profesional. Quizás por eso, a través de José Luís Martinez Ibañez, Franco me invitó luego a colaborar en EL PERIÓDICO. Desde entonces hemos tenido largas conversaciones sobre todo lo divino y lo humano, los grandes desafíos del periodismo y la evolución -más problemática de lo que creímos- de Catalunya y de España. 

Y la prensa está afrontando nuevos tiempos y nuevos y difíciles retos. Hace dos años EL PERIÓDICO emprendió una nueva y prometedora etapa con su integración en el sólido grupo Prensa Ibérica que preside Javier Moll. Y Antonio Franco no regateó ni un minuto su entusiasta colaboración. Tanto en las páginas de Opinión como en Deportes, con su seudónimo habitual de Antonio Bigatà. 

En la última y larga conversación telefónica –un domingo de junio, cuando no sabía si su tratamiento le permitiera el paréntesis veraniego en el sur de Francia– me insistió en que la prensa crítica era más necesaria que nunca. Y que para seguir necesitaba cambiar. Por eso decidió, antes del cáncer, dejar la dirección de EL PERIÓDICO. Se explicó muy a fondo. Quizás se estaba despidiendo…Quedamos para vernos en septiembre.