Detención en Italia

¿Qué va a pasar con Carles Puigdemont?

Si nuevamente un tribunal europeo, aparte de aquellos jueces alemanes, no confirmara la existencia de rebelión ni tampoco de sedición, el varapalo a la justicia española volvería a ser tremendo

Carles Puigdemont tras salir de la cárcel la tarde de este viernes en Cerdeña.

Carles Puigdemont tras salir de la cárcel la tarde de este viernes en Cerdeña. / GIANNI BIDDAU

Jordi Nieva-Fenoll

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Este jueves se produjo una de las noticias más sorprendentes del año. El ‘expresident’ Carles Puigdemont fue detenido en Cerdeña como consecuencia de la orden internacional de detención cursada por la justicia española y que pesa contra él desde hace tiempo. Con independencia de la ideología de cada uno y de cuál prefiera cada persona que sea el destino de Puigdemont, corresponde intentar aislarse de las emociones y analizar con objetividad la situación, con sus incertidumbres y certezas.

En primer lugar, hay que insistir en que la orden de detención está vigente, y pudo haber sido activada en cualquier país de la Unión Europea toda vez que Puigdemont, aun siendo europarlamentario, ya no goza de inmunidad. Así lo confirmó el Tribunal General de la Unión Europea, que precisamente está juzgando esa retirada de la inmunidad que operó el Parlamento Europeo y que el indicado tribunal rechazó suspender. La inmunidad, por tanto, no existe en este momento.

Ha podido confundir que dicho Tribunal General, cuando rechazó la petición de devolución cautelar de la inmunidad que formuló el ‘expresident’, indicó que su detención era poco posible, dado que, como había subrayado el Gobierno español, el procedimiento para la concesión de la euroorden iniciado en Bélgica, que todavía está abierto, se encontraba suspendido al haber formulado el Tribunal Supremo español una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que es el superior del Tribunal General, precisamente. Pero claro está, lo que ni por un asomo se pudo imaginar el Tribunal General, ni el Gobierno español ni nadie, es que el ‘expresident’, ya sin inmunidad, cometería la incomprensible imprudencia de viajar fuera de Bélgica, o incluso de Francia, país que decidió sabiamente no activar la orden de detención para así favorecer la presencia de Puigdemont en el Parlamento Europeo, dado que su sede está en la misma Francia.

Sin embargo, al ir a otro país, el riesgo para el ‘expresident’ era inminente. Su situación ahora es muy delicada, y su única oportunidad es que suceda el milagro de que el tribunal italiano comparta la tesis de la defensa de que la inmunidad de Puigdemont esté vigente, aunque no sea así. Y ese milagro se ha operado –por ahora– porque el fiscal del caso y el juez lo han creído provisionalmente así. Que acabe decidiendo lo mismo el Tribunal de Apelación de Cagliari (Sección Sassari), está por ver. Quedan 10 días para la vista en los que el Tribunal Supremo se comunicará constantemente con el tribunal italiano, y las cosas pueden cambiar. Está por ver. 

Si rechazan directamente la petición del Tribunal Supremo, las cosas quedarán como estaban y Puigdemont volverá a Bélgica. Pero si entran en el fondo del asunto, la entrega de Puigdemont podría producirse. Cuando fallaron los jueces alemanes no había una sentencia firme del Tribunal Supremo calificando los hechos como delito. Ahora sí existe, y puede ser complicado que un tribunal de apelación regional decida ir en contra de lo que ha dispuesto todo un Tribunal Supremo extranjero. Lo cual querrá decir que una vez concedida la entrega a España en el plazo –en principio– de dos a tres meses, la defensa de Puigdemont la recurrirá ante la Corte de Casación italiana, que debe resolverla –nuevamente en principio– en 15 días. Y de nuevo, son avizorables pocos cambios en esa sede. A partir de ahí comenzará el periplo ante la justicia española y su defensa discutirá legítimamente todo lo discutible, comenzando por la propia competencia del Tribunal Supremo, que es más que cuestionable.

Pero como he dicho, todo puede ser diferente. El ‘expresident’ ha quedado en libertad y puede ser que el tribunal italiano decida denegar la entrega a España, o al menos ahorrarle el delito de sedición, cuya vigencia en el Código Penal italiano es extraordinariamente dudosa, y ahí tiene una buena carta la defensa del ‘expresident’. Y si nuevamente, un tribunal europeo, aparte de aquellos jueces alemanes, no confirmara la existencia de rebelión ni tampoco de sedición, el varapalo a la justicia española volvería a ser tremendo, aún más que si simplemente deniega de plano la entrega.

Esperemos acontecimientos. Este nuevo capítulo acaba de empezar.

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