Llegar al clímax
Josep Maria Fonalleras
Escritor
El anuncio de los premios Ig Nobel (los Nobel "indignos" o, simplemente, de risa) es cada año una fuente de sorpresas y, por supuesto, un barómetro del nivel al que puede llegar la capacidad humana para generar tonterías. Eso sí, extremadamente documentadas, analizadas y presentadas como si fueran grandes avances de la humanidad. Este año, la revista ‘Annals of Improbable Research’, la que los concede en la Universidad de Harvard, ha premiado un artículo sobre la relación entre la obesidad y la corrupción política (cuanto más gordos, más corruptos), un estudio sobre la barba como mecanismo de defensa frente a las agresiones y otro sobre las razones por las que los peatones no chocan entre ellos cuando van por la calle.
El más apasionante de todos, sin embargo, ha sido el premio de medicina, otorgado al trabajo que certifica que practicar sexo genera los mismos efectos beneficiosos para las personas que tienen dificultades para respirar por la nariz que cualquiera de los productos de descongestión nasal. Es decir, fornicar es igual o superior a la dosis habitual de un @Rhinomer Fuerza 5, con agua de mar. Eso sí: hay que llegar al clímax. Para respirar bien, no valen preámbulos o subterfugios.
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