Deslumbrados

Desenchufar la Sagrada Família

La iluminación nocturna proyectada por el patronato del templo amenaza con convertir las noches de Barcelona en un paisaje digno de Mordor

Imagen virtual de La Sagrada Familia

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Ernest Alós

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Que el punto más alto del 'skyline' de una ciudad deba ser un símbolo religioso de la confesión predominante (sea el Cristo Redentor de Río de Janeiro, el templo expiatorio del Sagrat Cor del Tibidabo o el minarete de la mezquita Hassan II de Casablanca) es algo un poco de otros tiempos y perfectamente debatible. Pero que el techo de Barcelona, montañas excluidas, acabará siéndolo el pináculo de la torre central de la Sagrada Família, y la cruz que lo culminará, no tiene vuelta atrás. Aunque, a medida que van avanzando las obras, se intuya que el volumen del templo, con sus 18 torres apelotonadas en un masivo crescendo hasta superar los 172 metros, tendrá una presencia masiva que en las calles próximas puede llegar a ser aplastante.

Pero que la torre consagrada a Jesucristo acabe rematada como el patronato del templo nos ha mostrado en su vídeo aún debería poder evitarse. Tiene algo de irreverente convertir la cruz en un mirador turístico acristalado con líneas orgánicas que recuerdan a las cabinas de la noria del London Eye. Algo de kitsch, casi tanto como convertir la imagen de la Virgen de Lourdes en una botella. Pero es muy dueño el patronato de la Sagrada Família de gestionar la iconografía religiosa como considere oportuno. Eso sí, todos los barceloneses deberíamos constituirnos en parte afectada por el hecho de que la iluminación nocturna prevista (con la cruz proyectando cuatro rayos de luz en dirección a la ciudad y recibiendo otros tantos desde las torres que la rodean) acabe recordando la torre de Barad-dur con el ojo de Sauron en lo alto, los créditos de la 20th Century Fox o a Batman en el cielo de Gotham -por lo visto, compararla con un árbol de Navidad ya se queda muy corto-.

Periódicamente, aunque de forma cada vez menos convincente a medida que las obras han ido progresando, algunas voces provocadoras han reclamado que se derribe todos los añadidos no estrictamente gaudinianos de la Sagrada Família. Yo no pediría que la deconstruyan. Con que la desenchufen me conformo.

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