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Balón de oxígeno para Joe Biden

Biden se ha enfrentado a un nuevo reto de su mandato.

Biden se ha enfrentado a un nuevo reto de su mandato. / Jonathan Ernst / Reuters

Ramón Lobo

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La aplastante victoria del gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, es un balón oxígeno y una inyección de optimismo para la Casa Blanca tras la desastrosa retirada de Kabul. Aunque parezca un asunto local, se trata de uno con repercusiones en la política de EEUU. Es una de las mejores noticias que ha recibido Biden desde que asumió la presidencia en enero.

Los republicanos habían provocado un referendo revocatorio contra el hombre que adoptó las medidas más duras para combatir la pandemia, desde los confinamientos al uso obligatorio de las mascarillas. Era un órdago contra el sentido común en el Estado más progresista del país. Tras lo ocurrido en Texas con la ilegalización de hecho del aborto, el partido de Donald Trump se lanzaba a por una victoria que podría haber tenido consecuencias sistémicas, y allanado el regreso del ex presidente en 2024.  

Lanzaron contra Newsom al locutor de radio Larry Elder, que desarrolló una campaña populista en nombre de la libertad, mezclando bulos, mentiras y medias verdades. Pese a que California es el Estado con mejor índice de vacunación y menos casos de la variante delta, el discurso de Elder, que es el de la mayoría de los republicanos, parecía tener posibilidades de éxito. Al final se impuso el sentido común: Newsom logró el 65,9% frente al 34,1% de su rival.

EEUU es el país del G-7 -el club de las democracias capitalistas poderosas- con menor tasa de vacunación. Los republicanos han torpedeado los esfuerzos de Biden para evitar que alcanzara la inmunidad de grupo antes de 4 de julio. Desde finales de ese mes al 9 de septiembre, EEUU vacunó al 4% de su población frente al 25% de Japón en el mismo periodo, según informa la web científica Our Word Data.

Fanatismo religioso

Hay una América extremada en la que confluyen un libertarismo de piel ante cualquier forma de Estado con el fanatismo religioso. Es el miedo de muchos blancos a que las minorías (y los migrantes) les arrebaten el control de su país. Lo consideran suyo por derecho de conquista. Han demostrado que están dispuestos a defender el título de propiedad con las armas. 

Es una América peligrosa que rechaza la ciencia porque solo tiene valor lo que está en la Biblia. Es el magma ideológico que impulsa la versión más radical del Partido Republicano, que milita sin disimulo en la extrema derecha. Es el que elevó a Trump a los altares y el que espera su regreso triunfal en 2024. 

Bob Woodward, uno de los periodistas que desvelaron el escándalo Watergate, asegura en un libro de próxima publicación que el jefe de la Junta de Jefes de Estado de las Fuerzas Armadas de EEUU, general Mark Miller, maniobró en enero de 2021 para evitar que Trump lanzase un ataque contra China. Miller admitió en esas fechas a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y tercera autoridad del Estado, su temor a que el presidente se hubiera vuelto loco. No fue el único que pasó miedo. 

Ese presidente inestable sigue activo, rumiando venganzas personales contra todos los que no siguieron su pantomima de las elecciones robadas. Usará el dinero recibido de los donantes para fomentar candidatos republicanos alternativos en las elecciones de 2022. Serán claves para saber si Biden tendrá un Congreso a favor u otro que boicotee su presidencia. Una de las lecturas de California es que hay partido: Trump puede ser derrotado otra vez. Es un mensaje para otros gobernadores demócratas que miden su valentía en votos perdidos.

La América corrupta

El problema no es solo la América extremada, también lo es la América corrupta, dos males que tienen su reflejo en Europa. Deberían leer el artículo de la periodista Farah Stockman en The New York Times,La guerra contra el terror fue corrupta desde el principio”. Ofrece datos, nombres y cifras de esa corrupción en Afganistán. Fue la principal causa de la derrota de EEUU. Lucramos a los señores de la guerra y a los empresarios estadounidenses que contribuyeron a las campañas presidenciales de George Bush

No consistía en proteger a las mujeres sino en robar el dinero de los contribuyentes. Esta periodista, que fue premio Pulitzer en 2016, afirma que solo el 12% de la ayuda de EEUU a la reconstrucción entre 2002 y 2021 llegó al Gobierno afgano. ¿Cuánto se destinó al final para mejorar la vida de las personas? Pero el gran debate no es este capitalismo de amiguetes ni la corrupción galopante que fomenta el alza de las extremas derechas para proteger sus negocios. El debate son las mascarillas, una intolerable imposición comunista.