La tribuna

Hasta la próxima pandemia

El cambio climático, relacionado esencialmente con la actividad humana, está modificando los ecosistemas de todas partes y favoreciendo la reproducción de nuevos microorganismos

Un sanitario realiza un test covid-19 a un niño en la ciudad china de Nantong

Un sanitario realiza un test covid-19 a un niño en la ciudad china de Nantong / AFP

Joan Guix

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Parece que empezamos a salirnos del covid-19, siempre que las nuevas variantes y el nivel de vacunación lo permitan.

El problema no es tan solo que esta pandemia no se ha acabado todavía. La cuestión no es si habrá otra pandemia, sino 'cuándo' y 'cómo' tendremos la próxima pandemia.

Recientes estudios basados en modelaciones estadísticas predicen que la probabilidad de vivir una nueva pandemia en la vida de una persona es del 38% y que esta probabilidad puede duplicarse en las próximas décadas. Es más, dicen que una pandemia similar a la del covid-19 se podría producir en el plazo de los próximos 59 años.

No es tan difícil, dadas las circunstancias actuales de nuestro planeta.

Para que se produzca una pandemia hacen falta varias condiciones: la existencia de un microorganismo, generalmente nuevo o reemergente; un entorno ambiental propicio para su reproducción; una población susceptible y la ocasión de contacto y penetración entre el microorganismo y esta población susceptible.

Los microorganismos, nuevos y antiguos, existen por todas partes y son muy numerosos, a menudo anidados en animales, generalmente exóticos. Hablamos de enfermedades emergentes, cuando son totalmente nuevas, como el covid-19, o reemergentes, cuando parecía que ya habían desaparecido y vuelven, como el sarampión. Cuando estas enfermedades tienen como huésped intermediario un animal hablamos de zoonosis.

Cada año, en promedio, se descubren cinco enfermedades nuevas, de las cuales tres son de origen animal. El 70% de las enfermedades emergentes y prácticamente todas las pandemias son zoonosis, es decir, adquiridas a través de animales.

El cambio climático, relacionado esencialmente con la actividad humana contaminante, está modificando los ecosistemas de todas partes y creando nuevas condiciones que favorecen la reproducción de los nuevos microorganismos. El mosquito tigre, que hace no demasiados años no podía crecer en Catalunya por las condiciones climáticas que teníamos, ahora está por todas partes, y trayéndonos enfermedades como el chikungunya o el dengue, entre otras.

Los seres humanos cada vez invadimos más espacios antes vírgenes, cambiamos usos de la tierra y entramos en contacto próximo con especies animales exóticas y salvajes, favoreciendo la posibilidad del paso de microorganismos de los animales a las personas. Es el salto de especie. Es lo que ha pasado entre los simios y los humanos cuando hablamos del sida; de varias modalidades de gripe entre aves, cerdos y personas, el murciélago y el SARS, los dromedarios y el MERS o, según parece, el actual covid-19. Se calcula que los cambios de usos de la tierra, la expansión agrícola y la urbanización son causantes del 30% de las enfermedades emergentes.

A menudo olvidamos que el planeta es un inmenso ecosistema y que cualquier alteración de uno de sus componentes, fauna, flora o clima pueden provocar un efecto mariposa. Y no podemos olvidar que el ser humano es el elemento más perturbador de los ecosistemas naturales.

Ya tenemos microorganismo. Ya tenemos entorno ambiental favorable. Ahora, el microorganismo, generalmente virus, tiene que llegar a una población susceptible, con escasas o sin defensas inmunológicas ante sí.

Hace falta un abordaje integral de las interacciones entre salud ambiental, salud animal y salud humana. Una sola salud. Cualquier otro enfoque nos lleva al desastre

La globalización permite la rápida transmisión de un microorganismo, mediante personas o animales infectados o transportando los vectores de las enfermedades, como el mosquito tigre. En horas nos podemos trasladar desde las selvas más exóticas al aeropuerto de El Prat trasladando vectores y enfermedades con capacidad de infectar a nuevas personas, en especial cuando al lugar de llegada ya tenemos las condiciones climáticas favorables y los vectores adecuados, que antes no existían. 

Ya tenemos a punto una nueva pandemia.

Hay que empezar a prepararnos. Hace falta un abordaje integral de las interacciones entre salud ambiental, salud animal y salud humana. Es el concepto de una sola salud, 'one health'. Cualquier otro enfoque nos llevará al desastre. Hay que reorientar la salud pública en este sentido, y esto implica una visión más interdisciplinar que la actual. Esto es trabajo de los científicos, evidentemente, pero, por encima de todo, es trabajo esencialmente de los políticos, que son los que tienen que hacer llegar fondos y establecer alianzas y coordinaciones que hagan posible este nuevo enfoque.

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