Educación

Un inicio de curso según gobierno autonómico

Algunas comunidades destinaron recursos a la educación, a contratar docentes y a tomar medidas de prevención. Otros gobiernos definieron también sus prioridades, con mínimas contrataciones y una mínima inversión educativa

Inicio del curso 2021-2022 en Terrassa

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Luz Martínez Seijo

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Un año más comienza el curso escolar y, por tercer curso consecutivo, empieza con la anomalía de sufrir los efectos de la pandemia. El ser humano se acaba acostumbrando a casi todo, a trabajar en entornos y contextos difíciles también. Eso es lo que lleva experimentando el sistema educativo en los dos últimos cursos y vamos ya por el tercero. Cambios de enseñanza presencial a semipresencial o totalmente a distancia, distancias de 1,5m entre alumnos, ventilación permanente en las aulas, incluso en los meses más duros y la climatología más adversa en invierno, adaptación a la utilización de las plataformas digitales, etc. Y qué bien lo ha hecho la comunidad educativa y qué poco se habla de ello. 

En cualquier otro país, con porcentajes tan elevados de presencialidad como tuvimos en España el curso pasado, sería un motivo de celebración y de titulares en todos los medios de comunicación. Lo cierto es que España logró tener más del 99% de las aulas del país funcionando permanentemente. La OCDE reconoció a España como uno de los países que más pudo garantizar la escuela presencial, minimizando así las brechas de aprendizaje y de equidad que han sido más acusadas en otros países, por haber cerrado los centros a causa de la pandemia.

Y este logro se alcanzó por el esfuerzo de administraciones educativas, en una clara demostración de co-gobernanza y cooperación territorial eficaz, pero también por el enorme esfuerzo de equipos directivos, docentes, alumnado y familias, y por supuesto el apoyo económico de 2000 M de € del Gobierno, la coordinación en el diseño de los protocolos y el impulso a los procesos de adaptación para los cambios necesarios.

Estos recursos económicos permitieron que el curso pasado se incrementara la contratación del profesorado en cerca de 30.000 nuevos docentes para realizar los refuerzos educativos y poder, a la vez, garantizar el cumplimiento de las distancias interpersonales entre alumnos, una medida que exigió disponer de más espacios, unidades y grupos. 

El curso pasado se asumió este compromiso de maneras distintas. Algunas CCAA destinaron los recursos puestos a disposición por el Gobierno a la educación, a contratar docentes, a tomar medidas de prevención, a adquirir recursos digitales para no agrandar la brecha digital, etc. Y otros gobiernos definieron también sus prioridades, con mínimas contrataciones y una mínima inversión educativa.

Efectivamente, hay dos modelos distintos de entender y apostar por la educación española. En la educación sí que hay ideología, la ideología que cree en el progreso, en la inversión educativa para la mejora, que cree en la educación como ascensor social, que cree verdaderamente en el artículo 27 de la CE. Ese artículo que garantiza el derecho a la educación, un artículo que implica dotar de los recursos educativos necesarios, sin discriminaciones de ningún tipo. 

Y hay otro modo de entender la educación, el de la ideología y política del recorte, el de destinar los recursos asignados a la educación a otras cuestiones, el de volver a las ratios altas, el de no aportar apoyos para atender adecuadamente a la diversidad del alumnado, el de la segregación, el del elitismo educativo y el de las mentiras y los mantras, como el de la cultura del esfuerzo para los demás. 

Y estos dos modelos se han visto una vez más reproducidos en este principio de curso, al igual que el curso pasado, en el número de profesores contratados para afrontar el covid-19. Las CC.AA y territorios gobernados por el PSOE no solo mantienen el profesorado contratado de refuerzo ante el covid-19 respecto al curso pasado, sino que lo incrementan un 4,2%. Mientras, las autonomías gestionadas por el PP y C’s (Andalucía, Castilla y León, Galicia, Murcia y Madrid) reducen la contratación a la mitad, un 47% menos respecto a los contratados del curso 20-21. Plegan velas en lugar de extenderlas, por el bien de la educación.

Se inicia un curso escolar más tranquilo que los anteriores. La estrategia de vacunación extendida a los mayores de 12 años permite a la comunidad educativa afrontar el curso con más seguridad. Pero también iniciamos este curso con estabilidad en las aulas, un ambiente esencial que a la vez desmonta el discurso negativo y catastrofista de la derecha. Cabe recordar que, hace escasamente unos meses, pronosticaba el cierre de los centros concertados, la desaparición de la educación especial, el caos dentro del sistema educativo ante la implantación de la LOMLOE. 

No, nada de eso ha pasado ni va a pasar, como tampoco se ha gestado por generación espontánea una generación de jóvenes que no se esfuerza y que solo aspira a que les regalen los aprobados. Ni el caos ni el Armagedón han llegado a la educación, ni va a llegar con este gobierno. No podríamos decir lo mismo si la situación fuese al revés. Estabilidad y un buen proyecto educativo es en lo que estamos trabajando y para lo que trabaja el Gobierno. ¿Y la derecha? ¿Cuál es su proyecto educativo?