Las series del (y sobre) el presente

La edición 73 de los Emmys confirma el valor de la ficción televisiva contemporánea como proyección y reflejo del ahora

Juilanne Nicholson y Kate Winslet, en una imagen de la serie de HBO 'Mare of Easttown'

Juilanne Nicholson y Kate Winslet, en una imagen de la serie de HBO 'Mare of Easttown' / HBO

Desirée de Fez

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Es bastante evidente que, en 2021, la conversación la marcan más las series que las películas. Como lo es que esa influencia es recíproca. Incluso cuando se adscriben a un género puro (fantasía, ciencia ficción, comedia), la mayoría de esas series también se alimentan de las conversaciones que están en el ambiente, de los temas, las preocupaciones y las necesidades del presente. Quizá lleve un tiempo siendo así. Y es obvio que hay excepciones, que se estrenan películas que dan pie a la discusión y generan un diálogo más o menos enriquecedor. Sin embargo –y haciendo referencia a una conversación que trasciende las controversias fugaces de Twitter–, algunos de los debates más estimulantes de los últimos meses tienen como motor una serie. Debates en torno al propio medio (sobre la situación del audiovisual contemporáneo) y alrededor del relato y de los temas que estas producciones proponen.

Este fin de semana, la madrugada del domingo 19 al lunes 20, se celebra la edición número 73 de los Emmys, los premios de la industria televisiva (si bien ya se han entregado sus Creative Awards). Y, lógicamente, se avecina un vendaval de artículos sobre la presencia y la fuerza que tiene cada plataforma en esta edición. También están a punto de arrollarnos las quinielas con quién ganará y quién debería ganar. Y, por supuesto, hay muchos artículos sobre las grandes olvidadas. Como sucede con los Oscar desde que las plataformas cambiaron las reglas del juego, ante este tipo de celebración al final de lo último que se habla y escribe es de las obras en sí, de lo que han supuesto y suponen. No debería ser así. Básicamente porque, al margen de si nos sobran o de si echamos de menos determinadas propuestas, esta edición confirma el valor de la ficción televisiva contemporánea como proyección y reflejo del presente.

Incluso cuando se amparan en el entretenimiento aparentemente más trivial, parte importante de esas producciones son muy conscientes de la realidad y están extremadamente conectadas a ella. Me atrevería a decir que más que el cine actual no minoritario. Hay ejemplos muy claros entre las series nominadas, de las que pongo varios ejemplos. 'Mare of Easttown', nominada en dieciséis categorías, generó durante su emisión una doble conversación muy enriquecedora. Entre muchas cosas, el espléndido policíaco producido y protagonizado por Kate Winslet se distingue por sus magníficos personajes femeninos y su manera interesantísima de abordar asuntos como la maternidad y los cuidados. Y eso generó una conversación sobre la necesidad de ampliar el perfil de personajes femeninos y desactivar determinados tópicos sobre ellos tan inconsistentes como aceptados tradicionalmente. Por otro lado, las declaraciones de Winslet sobre su empeño como productora de acabar con las jerarquías en el set dieron pie a numerosos artículos y coloquios sobre el papel de las mujeres en la industria y la urgencia de dinamitar de una vez por todas los rangos. De manera retrospectiva, viajando a los 50 y los 60, la serie 'Gambito de dama' (dieciocho nominaciones), sobre una joven prodigio del ajedrez (Anya Taylor-Joy), trabaja las mismas cuestiones con su retrato de ese personaje femenino en un mundo de hombres. Otro ejemplo evidente de la estrecha relación entre la ficción televisiva contemporánea y el presente es la miniserie 'I May Destroy You', nominada en nueve categorías. Pocas propuestas audiovisuales han abordado con más lucidez, valentía y claridad que esta serie de Michaela Coel asuntos como la cultura de la violación, el trauma y el consentimiento. Y aún hay menos propuestas –ni televisivas ni cinematográficas– que hayan tenido el valioso alcance social que ha tenido esta serie.

No obstante, el diálogo entre las series actuales y la realidad no siempre se ancla en lo temático o tiene una dimensión social o incluso política. A veces es mucho más conceptual. Muy distintas entre sí, la serie de aventuras 'The Mandalorian' (veinticuatro nominaciones) y 'Bruja Escarlata y Visión' (veintitrés), la serie de Marvel, desactivan de maneras muy distintas los supuestos sobre cómo es la fantasía contemporánea y cómo nos relacionamos con ella. La ruptura con las inercias temáticas, narrativas y estilísticas por las que se distinguen ambas series demuestra un evidente respeto hacia el espectador del presente y un firme compromiso con él.

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