Negociación

En esta Diada la procesión iba por dentro

Este 11 de Septiembre ha dejado claro que ERC se está adentrando en un pantano del que no le será fácil salir sin el auxilio de Pedro Sánchez

Mensaje institucional del 'president' Pere Aragonès por la Diada 2021, desde el Recinte Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona

Mensaje institucional del 'president' Pere Aragonès por la Diada 2021, desde el Recinte Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona / Jordi Bedmar

Jordi Mercader

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El carácter institucional y unitario de la Diada se ahogó hace años en el mar de 'estelades' y el partidismo de las autoridades. El 11 de septiembre es solo el termómetro para conocer el estado el estado de ánimo de los independentistas. Resulta que está bajo de moral, de todas maneras con suficiente empuje para llenar la Via Laietana de gentes que suspiran por la unidad mágica y confían todavía en que los dirigentes de sus partidos les presenten alguna idea nueva para salir del atolladero. El presidente de la Generalitat no lo hizo en su mensaje. Pere Aragonès se limitó a formular una frase voluntarista: «el referéndum es inevitable, no descansaré hasta que sea realidad». Voluntarista y contradictorio con el discurso habitual de la ANC, cuya presidenta no se cansa de repetir que dicho referéndum ya está hecho y que solo la pasividad de los gobernantes actuales separa la autonomía de la república catalana.

La televisión pública catalana hizo lo que pudo en su entusiasta retransmisión de la jornada y en especial de la manifestación de los independentistas, sin embargo nada puede ser igual después de los indultos, de las rencillas abiertas entre los dirigentes soberanistas y de las diferencias manifiestas entre los socios del gobierno catalán. Durante toda la Diada los protagonistas del fracaso unilateral de hace cuatro años intentaron poner buena cara al mal tiempo pero la procesión iba por dentro. No saben qué hacer, no se atreven a reconocerlo y se limitan a estar pendientes de las concesiones que vaya a hacer el gobierno central a partir de la Mesa de negociación para reorientar su política e intentar dar con un mensaje válido para salvar sus mayorías parlamentarias. TV-3 solo es un bálsamo, aunque sin su pantalla amiga nada sería ni habría sido igual.

Este 11 de Septiembre ha dejado claro que ERC se está adentrando en un pantano del que no le será fácil salir sin el auxilio de Pedro Sánchez, que les acaba de mandar un aviso para indecisos crónicos con el frenazo a la ampliación del aeropuerto. Los republicanos han apostado por el diálogo como salida al contencioso político aunque previamente no se han esforzado en divulgar las razones del fiasco del 'procés'. Han dejado que se instalara entre el independentismo una explicación parcial, la que describe el expresidente Torra: estamos donde estamos por culpa de la represión ejercida por el Estado y la desunión de los partidos soberanistas. 

Esta visión, que ERC no ha desmantelado, condicionará cualquier resultado razonable que pueda esperarse de la negociación. Obviando subrayar la incompetencia de los dirigentes procesistas, la frivolidad de las promesas formuladas y el engaño generalizado que incorporaban sus análisis de las condiciones objetivas en las que se movían (respecto de la realidad catalana, de la fuerza del Estado y de la consistencia del status quo internacional), están cavando la próximo derrota. Sin reconocer los límites del diálogo, este solo puede fracasar arrastrando a sus defensores.  

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