Análisis

Del jeque blanco al ‘presi’ chava

El jeque de París ha dado una lección de ambición: prefiere la posibilidad de una temporada triunfal con el trío Messi-Neymar-Mbappé a todo el oro del mundo.

Florentino Pérez, en la gala de los premios The Best de la FIFA del 2018.

Florentino Pérez, en la gala de los premios The Best de la FIFA del 2018. / AFP / Adrian Dennis

Antonio Bigatá

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El jeque Florentino no ha conseguido ser atendido por el jeque del PSG. Mucho dinero es menos que ninguna necesidad (la que no tienen quienes poseen fondos infinitos), aunque eso vuelva a resaltar que los clubs/estado están compitiendo abusivamente contra los demás mientras las instituciones que han de controlar la seriedad del fútbol no hacen su trabajo. Pero la situación creada ha dejado en ridículo al pequeño Ser Superior del Real Madrid, que siempre ha creído, como los cataríes, que el dinero es el gran ser superior respecto a todo. Y el jeque del PSG, en su insolencia, en su indiferencia incluso, le ha dado una pequeña lección de buena ambición deportiva: prefiere la posibilidad de una temporada triunfal en la Champions con el trío Messi-Neymar-Mbappé que todo el oro del mundo.

¿Qué puede estar pensando Mbappé, que casi sin duda prefería ir al Madrid y superar desde allí con el balón en los pies a los que han sido sus compañeros en París? No descarten la posibilidad de que pese a todo esté contento. Esta temporada podría ser reconocido como el nuevo mejor futbolista del mundo pasando por delante (y a la vista de todos) del ya declinante Messi, y que le ayude a lograrlo Neymar –quien probablemente en esta situación no conseguirá erigirse en el rey del mambo, que era lo que buscaba cuando se salió de la sombra del argentino al irse de Barcelona- entrando en cambio a disfrutar de una fase más humana de diversión personal.

Esperar y comprobar

Si el PSG funciona no es ninguna mala jugada para Mbappé posponer su traslado a Madrid, si es eso lo que le conviene dentro de un año. Aunque podrá comprobar antes cómo funciona el Real de los defensas centrales todavía incógnitas, el veteranísimo eje creador de Modric, Kroos y Casemiro, y un ataque sobre el que se desconoce si Ancelotti resucitará o matará a Bale, Hazard y demás posibles acompañantes de Benzema.

Laporta haría bien en no crear presión sobre el juego del equipo ni señalar públicamente a Riqui Puig como piedra angular deportiva estratégica.

El Madrid que nos están preparando no tiene porqué ser superior al Barça que intenta reorganizar Koeman, aunque Laporta haría muy bien dejando su marcaje de interferencias sobre el técnico con el que él se juega los cuartos y la afición, las ilusiones. El presidente puede expresar que necesita tener a su hermana ayudándole en la junta directiva, pero haría bien en no crear ningún tipo de presión añadida sobre el juego concreto del primer equipo y no hacer cosas de chava de grada, como la de señalar públicamente a Riqui Puig como piedra angular deportiva estratégica, por mucho que él lo desee e incluso lo crea.

Riqui Puig, en el entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva.

Riqui Puig, en el entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva. / FcBarcelona

Laporta, en cambio, tiene muchas probabilidades de haber acertado al aceptar que Griezmann no le ha salido bien al Barça y que es mejor reconocerlo y solucionarlo que prolongar más tiempo una inestabilidad. Aunque será su exclusiva responsabilidad de error en el destino en caso de que el Atlético de Simeone, al que el Barça sigue potenciando, sea este año globalmente más eficiente que lo que construye valientemente Koeman.

Los culés catastrofistas pueden tener mal año con Memphis, los De Jong, el final de carrera de Piqué y Busquets, la aventura de tratar de recuperar a Coutinho o Dembélé o ambos, y esa ilusionante legión de promesas cuajadas que están llegando a partir de Ansu y Pedri. ¿Qué hará ese tipo de Barça cuando se plante delante de los enormes conjuntos-fiera de la Premier, que están muy a punto en la modernísima intensidad total, con tácticas desacomplejadas y plantillas largas y despampanantes, o del odiado equipo de París que ha roto nuestro verano? Los razonablemente optimistas creemos que competirá bien y que se acabará ganando de cara al futuro el año en que se perdió a Messi.