La serenidad de Lou Grant
El fallecimiento de Ed Asner nos devuelve la imagen del perfecto redactor jefe, de corbata desabrochada, camisa mal remangada y un teléfono siempre en la oreja. Es el sinónimo de un director de orquesta de noticias
Álex Sàlmon
Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.
Bueno es empezar admitiendo que hay series de televisión que cambian una vida. Los que somos 'boomers', una denominación que debería ser un elogio más que un defecto, estudiamos Derecho por 'Perry Mason', Medicina por 'Marcus Welby' y Periodismo por 'Lou Grant'. No todos, claro. Sin embargo, algo debió de quedar en el imaginario infantil sobre las tramas de aquellos capítulos, entonces semanales y que se veían una vez en la vida.
El fallecimiento de Ed Asner nos devuelve la imagen del perfecto redactor jefe, de corbata desabrochada, camisa mal remangada y un teléfono siempre en la oreja. Es el sinónimo de un director de orquesta de noticias que, con su batuta, presiona en el ritmo de los periodistas, introduce nuevos enfoques a la noticia, exige rapidez en los cierres y muestra cierta bondad cuando las circunstancias se escapan.
La revisión del primer capítulo abofetea por su antigüedad. Planos lentos, silencios entre diálogos, tensión mínima… pero algo te impide abandonar. Todo está en el contenido del argumento.
En realidad, 'Lou Grant' fue una serie de denuncia social cuyo escenario y personajes eran una redacción, sus periodistas y los temas que iban a ser titular al día siguiente. Comenzó a emitirse en España en los años 80. Eran los tiempos en que llegaba a las facultades una generación de periodistas que eliminó de cuajo a los 'seniors' de entonces.
En la trama existía honestidad en los planteamientos y en las dudas. Sobre todo en las dudas, donde afloraba la realidad del tratamiento informativo de aquel 'Los Angeles Tribune'. Y de la editora, Mrs. Pynchon, personaje protagonizado por Nancy Marchand, que nunca entraba en debates, ni en discusiones, ni en los titulares, pero marcaba el criterio. Una línea coherente.
Muchos somos periodistas por 'Lou Grant'. Puede que, en realidad, lo que perseguíamos era ser Lou Grant más que periodistas. Esa sensación de saber hacer, de serenidad, de inteligencia emocional y de encontrar ese punto, del que estamos tan faltos en nuestra contemporaneidad.
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