Años buenos

¡Retráctese, Illa!

Uno no puede más que darles la razón: ni siquiera durante el franquismo, vivieron esa tropa y sus familias tan bien como ahora

Salvador Illa, en Palma, entrevistado por Diario de Mallorca

Salvador Illa, en Palma, entrevistado por Diario de Mallorca / GUILLEM BOSCH

Albert Soler

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Normal que tanto lacista, des de Rahola a Baños, desde Turull (o Rull, yo qué sé) a Lluís Llach, se hayan ofendido porque Salvador Illa afirmase que los últimos diez años han sido los peores de los últimos 300 de la historia de Catalunya. Para los lacistas, especialmente para sus líderes políticos o mediáticos, la última década ha sido fantástica, tanto social como -sobre todo- económicamente. No es que con Franco les fueran mal las cosas, al contrario, la mayoría de ellos vivieron en el franquismo la mar de bien, y si no ellos, sus familias, pero no vayamos a comparar con la situación actual, que no les falta de nada, y si les falta, siempre hay un carguito que espera, o un espacio en medios de comunicación afines, o una caja de resistencia diciendo cómeme, cómeme.

Illa debería reflexionar antes de lanzar afirmaciones como la que lanzó, porque aunque haya miles de catalanes que efectivamente ven los últimos años como una nueva década ominosa, los hay que gracias al procés se pegan la vida padre, y esos también merecen un respeto, son igual de catalanes que los demás. Si Illa aspira a ser el presidente de todos los catalanes, debe tener en cuenta también a quienes han hecho del procés un modo de vida, que no son pocos, ni barata es su vida.

-Los diez años del procés han sido los peores de los últimos 300 años para muchos catalanes, aunque no para todos, que los hay que viven como nunca.

Eso es otra cosa, eso sí sería respetar a quienes con tanto esfuerzo han conseguido no solo mantener su nivel de vida -con lo que ya han conseguido más que muchos otros- sino incluso aumentarlo. Y lo que es más importante: ser alguien. Los Rull (¿o era Turull?), PresidentorraBudó y otros que se han lanzado a la yugular de Illa, no serían absolutamente nadie sin el procés, y en cambio hoy publican su dietario o se marcan una larga marcha cruzando Catalunya, y son tratados como un Borges o un Mao redivivos. Por no hablar de Rahola o Llach, que estarían viviendo el olvido al que son merecedores por sus obras, y en cambio ahí están, dando la matraca cada día y manteniendo todavía algún seguidor.

Uno no puede más que darles la razón: ni siquiera durante el franquismo, vivieron esa tropa y sus familias tan bien como ahora. ¡Illa, retráctese!

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