Pros y contras

La inteligencia y el PP

La oposición también da la medida de un país. Y sus posibilidades de emprender con éxito los desafíos. El bloqueo del poder judicial por parte del PP es el reflejo de un partido que sigue sin soltar los amarres del inmovilismo

Pablo Casado en una reciente conferencia de prensa.

Pablo Casado en una reciente conferencia de prensa. / Eduardo Parra

Emma Riverola

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Pablo Casado ha perdido su particular guerra de Afganistán. Incluso para embarrarse en el peor estilo belicoso del PP hay que tener ciertas aptitudes. Morder sin ton ni son conlleva el riesgo de acabar autolesionándose. Que sus diatribas hiperbólicas contra Pedro Sánchez sucumbieran ante los elogios de Ursula von der Leyen y Joe Biden dedicados al presidente desnudaron la incapacidad de Casado, también la de su equipo. No solo se trata del ataque caricaturesco y continuado, de anclarse a la negatividad, incluso a la deslealtad, sino de no saber leer la situación, de desconocer el papel que España está jugando en el tablero mundial. Sus ataques solo engrandecen a Sánchez y refuerzan una imagen cicatera del PP. Hasta Puigdemont acertó a atajar a deshora su crítica limitándola a un simple tuit. Penoso, sí, pero solo uno.

La oposición también da la medida de un país. Y sus posibilidades de emprender con éxito los desafíos. El bloqueo del poder judicial por parte del PP es el reflejo de un partido que sigue sin soltar los amarres del inmovilismo. El mismo que le lleva a acatar sin presentar recurso una sentencia del TSJM y vuelve a colocar a Millán Astray en el callejero madrileño. Muera la inteligencia.

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