Calorías de verano
Un programa de Netflix propone un recorrido por todo Estados Unidos en busca de las mejores frituras para espanto de los 'healthies'
Hace unos días lo escribió Òscar Broc en este mismo periódico: podemos hacer mil predicciones de las 'foodtrend' del verano, pero luego nos puede lo de siempre. Ayer estuve en mi chiringuito de playa favorito y lo comprobé por mí misma: triunfaba la croqueta, la patata brava y el calamar a la romana. Nada a priori muy sano ni muy 'cool', hay que reconocerlo. Pero qué quieren, muchos asociamos el verano a esas noches cerveceras bajo lucecitas de verbena, y no estamos dispuestos a renunciar a ello por practicar el ayuno intermitente que ahora lo peta, y que debe empezar justo cuando comienzan a llenarse las terrazas, a las ocho de la tarde. A mí que no me busquen.
Entre las tendencias 'foodie' de televisión parece que se aprecian también estas tendencias veraniegas. Estas últimas semanas me he lanzado a ver la serie (en Netflix) presentada por Daym Drops 'Fresh, Fried and Cryspy' (Fresco, frito y crujiente). Diez capítulos que vienen a ser a las series 'foodie' lo que el porno a las comedias románticas. Para poner en antecedentes a mis lectores: Daym Drops es un presentador de televisión y crítico gastronómico que se dio a conocer reseñando en Youtube restaurantes de comida rápida. Su presencia ante la cámara resulta arrolladora en todos los sentidos. Por su modo de hablar, por su entusiasmo espontáneo, por sus expresiones coloquiales y también por su aspecto. Mide 1,98 metros, pesa 181 kilos y se adorna con unas barbas espesas y bicolores. En diversas ocasiones ha aceptado en Internet retos para perder peso, pero los ha abandonado antes de conseguir resultados. En 2020 se declaró públicamente «gordo y feliz». Viendo su serie, podríamos ser enfáticos: Drops es muy feliz, desde luego, y también muy gordo. Y si hace muchas series más como 'Fresh, Fried and Crispy' conseguirá serlo más aún.
El programa propone un recorrido por todo Estados Unidos en busca de las mejores frituras. Todo aquello que espanta a los 'healthies' es ensalzado aquí: hamburguesas, dulces, buñuelos, todo tipo de rebozados —en uno de los programas llegan a rebozar caramelos blandos—, gofres, salchichas… Todo cuanto más aceitoso mejor, con capas y capas de masa, bañado en salsas o espolvoreado con toneladas de azúcar. Algunas recetas son interesantes, pero todas generan más inquietud que ganas de probarlas. ¿Para qué ese regodeo en la caloría superflua? Basta con ver un programa para desear con todas tus fuerzas una ensalada muy verde o una rodaja de merluza al vapor sin nada.
Al final una se conciencia de que lo mejor de Drops es su capacidad de oponerse a las convenciones, su libertad sin complejos. En estos tiempos en que muchos han declarado la guerra a las carnes rojas, en que triunfa lo 'veggie', lo 'sugar-free' y lo 'plant-based', él disfruta sumando calorías a las calorías, friendo las cosas dos y tres veces y devorándolas luego, con gran profusión de jugos y alabanzas, ante la cámara. No está mal. No dan ganas de comer fritos (a mí, por lo menos), pero sí de llevar la contraria a la humanidad con entusiasmo.
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