APUNTE

El espíritu kennedyano de Piqué

Piqué, en un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

Piqué, en un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. / FCBARCELONA

Albert Guasch

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Gerard Piqué, por lo que uno va leyendo, se ha convertido en uno de los escasos futbolistas de nivel ‘top’ que gana más dinero como empresario que, en su caso, despejando córners. Solo le tose Martin Braithwaite, cuyas inversiones inmobiliarias en EEUU, según se divulgó recientemente, son tan rentables que pueden auparle hasta una de esas listas Forbes de potentados globales. 

Ya hace tiempo que Piqué ha dejado constancia que vive unos escalones por encima de los demás. Tiene la virtud de la curiosidad, el espíritu del emprendedor y la aspiración de ser una persona multidimensional, no solo un futbolista, por muchos trofeos que vertebren su extraordinaria carrera.

Piqué tiene una mirada amplia de lo que es el deporte, el fútbol y por supuesto el FC Barcelona, el club de su vida. Jugar y cobrar es una actitud reduccionista que no practica. Le interesa la institución, sus números y su funcionamiento, hasta el punto que en un tiempo atrás jugueteaba públicamente con la idea de presentarse un día a la presidencia. Ha dejado de hacerlo. Quizá porque ya no le interesa; o quizá porque ya no es una simple ocurrencia.

Dedicatoria del gol

Con Josep Maria Bartomeu fue de los primeros en acceder a aplazar su salario. Ahora con Joan Laporta ha sido el primero en rebajarse «significativamente» sus emolumentos y con ello permitir que Memphis Depay pueda inscribirse en LaLiga. Ya sabemos a quién tendrá que dedicarle su primer gol el neerlandés.

Aquella manida frase kennedyana a la que recurrió Laporta en campaña –«pregúntate, no qué puede hacer el Barça por ti, sino qué puedes hacer tú por el Barça»- Piqué la tiene bien aprendida, porque es el más listo, aunque sin pretenderlo ha dejado en evidencia, contando monedas, a otros menos sagaces y más diletantes del vestuario. 

Recibirá elogios elevados, como los de este artículo, porque la suya es una acción inspiradora, necesaria en días de zozobra institucional, de reproches y réplicas duras que van y vendrán. Aire fresco en medio del sopor de lo de siempre.