El gobierno municipal

Barcelona, en la dimensión desconocida

La hipotética ampliación del aeropuerto Josep Tarradellas debería ser la tumba del pacto de la alcaldesa Ada Colau y el PSC

'La Ricarda', reserva de pajaros, en EL Prat de Llobregat junto al Aeropuerto

'La Ricarda', reserva de pajaros, en EL Prat de Llobregat junto al Aeropuerto / RICARD CUGAT

Jordi Mercader

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La hipotética ampliación del aeropuerto Josep Tarradellas debería ser la tumba del pacto de la alcaldesa Ada Colau y el PSC a poco que unos y otros sean consecuentes. De no haber ampliación por culpa de la oposición de Podemos-Comunes aquí y en Madrid, los socialistas deberían romper con el redentorismo; si el aeropuerto crece según las aspiraciones de AENA, la alcaldesa debería despachar a los concejales del PSC por su apoyo a una decisión tan clasista y negacionista del cambio climático que ofende, según decía a este diario David Cid.

Los dos socios podían haberse comprometido a asumir la decisión que vaya a tomar en su día la Unión Europea respecto del proyecto. Pero no ha sido así, pues más bien parece que los Comunes están en contra de la ampliación; aunque esta obtuviera la luz verde de Bruselas, extremo que consideran improbable, aun desconociendo el contenido del plan director.

El pacto municipal en Barcelona está en vía de colisión. A diferencia de la ruptura de noviembre de 2017, explicada por la alcaldesa por la aplicación del 155, en esta ocasión la causa será mucho más justificable al responder a dos visiones radicalmente contradictorias del modelo de ciudad, así como del sentido del ejercicio del poder. La lectura de la realidad de PSC y Comunes les empuja a propuestas alejadas, incluso contradictorias, igual que a PSOE y Unidas Podemos. Los socialistas suelen optar por poner sordina a la exhibición de la diferencia tan definitoria de sus socios.

En esta ocasión el enfrentamiento es trascendental y el pragmatismo del PSC puede ser incapaz de soportarlo. En cambio, a Colau le será sencillísimo obtener 3.800 tuits contrarios a seguir gobernando con Jaume Collboni. La experiencia nos dice que una crisis política no tiene que ser para toda la vida y que la confianza y el entusiasmo entre las partes renace milagrosamente según el resultado de las urnas. En este caso, tal vez no nos acerque a la dimensión desconocida de un gobierno de republicanos y comunes.

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