Ágora

Verano de fuegos

Antes que la reforestación inmediata tras un incendio, se recomienda cautela y observación

Sigue sin control el incendio de la Conca de Barberà y Anoia, que ha quemado ya más de 1.000 hectáreas

Sigue sin control el incendio de la Conca de Barberà y Anoia, que ha quemado ya más de 1.000 hectáreas / Marc Vila

Oriol Millán

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Desde las diferentes ARBA (asociaciones para la recuperación de los bosques autóctonos) de Catalunya y del resto de la Península ibérica estamos muy preocupados por la proliferación de incendios forestales que está sufriendo nuestro territorio. Demasiado a menudo causados por una negligencia; como ha pasado en Martorell, como ha pasado en el Cap de Creus, o como parece haber ocurrido en Santa Coloma de Queralt; el resultado de estas imprudencias son miles de hectáreas de vegetación mediterránea reducida a cenizas, un holocausto para la fauna silvestre y un riesgo mortal para la población, especialmente para los valientes bomberos y voluntarios que se enfrentan a las llamas. Ante esta amenaza constante, un fenómeno natural que siempre ha sido un agente modificador de los ecosistemas mediterráneos, agravado por un cambio climático que ya nadie puede negar, nuestra sociedad necesita elaborar no solo medidas preventivas más eficaces, sino también respuestas adecuadas ante catástrofes ambientales como los grandes incendios forestales. Una vez extinguido el fuego y ante un paisaje calcinado, las redes acostumbran a hervir de propuestas de reforestación inmediata, en un intento ingenuo de engañar el paso del tiempo, de cubrir de verde la extensión gris que hiere nuestros sentimientos. Pero ¡nuestras experiencias nos piden cautela y observación antes que intervención!

Por triste que sea, tienen la oportunidad de asistir al proceso de reconquista, por parte de la vida, de este paraje hoy desolado. La adaptación del bosque mediterráneo al fuego es nuestra esperanza y estos nuestros consejos:

  • Después del fuego, es muy negativo compactar el suelo y la vegetación superviviente con maquinaria pesada.
  • ¡No es aconsejable retirar toda la madera quemada! Al contrario, conviene dejar ramas tumbadas como bancales para reducir la erosión en las pendientes y a la vez proporcionar refugio a pequeños vertebrados o invertebrados. Los troncos de pie son atalayas para pájaros que depredan aquellos bichos, y a la vez defecan semillas de árboles y arbustos llevadas de bosques próximos.
  • Promuevan y observen la sucesión ecológica. Esperen al menos dos primaveras para valorar si se está produciendo una regeneración de la comunidad vegetal existente antes del incendio. Busquen plantones nacidos de semilla, encuentren pies supervivientes o rebrotes.
  • Puede ser que, debido al estado de degradación de la comunidad vegetal anterior al fuego, o a la intensidad del incendio o a la erosión producida en un fuerte desnivel, esta regeneración natural tarde más de la cuenta. Es en este caso que nuestra intervención puede ser crucial, pero, ¿como?
  • Recuerden el papel de la fauna como dispersores de semillas y fomenten su retorno: elementos como balsas de agua y refugios de piedra o maderas pueden acelerar la vuelta de los animales. Si la presión de los herbívoros es demasiado elevada, protejan algunas zonas con mallas, tubos o vallas hasta que la masa forestal haya crecido suficiente.
  • Recuperen la estructura y calidad del suelo degradado mediante enmiendas con materia orgánica forestal u hongos simbiontes, aliados de las raíces del bosque mediterráneo.
  • Si pasado el tiempo de valoración la comunidad vegetal o algunas especies no se recuperan, realizar introducciones mediante siembra directa o plantas cultivadas en vivero. Consulten a expertos sobre las especies más adecuadas. Usen semilla local, cosechada en plantas del entorno próximo al área quemada. La reforestación tiene que ser biodiversa, incluir arbustos además de árboles y se tiene que evitar marcos de plantación rectilíneos, hagan corros y rodales. ¡Rieguen y acolchen los árboles durante la fase infantil!

Implicación social en la ejecución, mantenimiento y seguimiento de la restauración ambiental. Desde ARBA, ofrecemos nuestro apoyo, asesoramiento y ayuda física a los municipios afectados por incendios forestales. Contacten con la ARBA más próxima. ¡Arriba las ramas! ¡Siembren bellotas y habrá bosque!