ANÁLISIS
Una historia matemática del Barça
Lo mires como lo mires, resulta que el dinero que acabarán recortándole a Piqué, Alba o Busquets terminará sirviendo para que Messi, renunciando también a una parte de lo que considera suyo, pierda menos en su actual renovación a la baja. Si lo prefieres, lo diré de una forma un poco menos diplomática y más brutal: un dinero pactado inicialmente para Piqué, Alba o Busquets pasará de hecho a las cuentas corrientes de Messi. Los unos acabarán financiando parcialmente el fichaje del otro, les guste o no.
Como estamos hablando de una historia de jóvenes millonarios a quienes no lo somos, nos cuesta mucho acabar de entenderla y nos parece lógico que esté costando tanto organizar esos trasvases de capital entre unos futbolistas y otros. Los jóvenes millonarios que no son Messi saben perfectamente que moralmente le deben a él una parte de lo que han ganado. Sin el efecto Messi, y sin la falsa sensación de prosperidad absoluta del Barça, tanto los resultados deportivos como los ingresos del club habrían sido de otro nivel. El nivel salarial, también. Y eso lo saben los compañeros del jugador argentino. Pero el momento actual es una confluencia de derechos ya adquiridos, de cobro de cantidades teóricamente consolidadas, y es en ese contexto como debe leerse que dinero de unos acabe yendo al patrimonio de otros.
Los jugadores del Barça, en realidad, ya no trabajan para ellos, sino para la comodidad de sus hijos y nietos.
Como telón de fondo de estas cosas hay una tendencia humana que conocemos perfectamente: quien ya tiene mucho quiere más, y quien tiene bastante no se conforma con un céntimo menos. Eso ocurre en la banca, los grandes negocios y asimismo, faltaría más, en el fútbol. Los jugadores del Barça, en realidad, ya no trabajan para ellos, sino para la comodidad de sus hijos y nietos, para la confortabilidad de sus entornos. ¿Puede renunciar Messi a ganar más? ¿Pueden hacerlo sus compañeros millonarios?
Ganar un poco más
En ese tipo de mundo alguno podría plantearse que ya ha ganado bastante y que puede jugar a partir de ahora en una exhibición de gratis total en defensa de sus colores, pero en la práctica eso no ocurre jamás. Por lo menos quieren ganar un poco más. El fútbol, como amor de pago, es sólo para los seguidores que se ubican en la grada. Los futbolistas de este club saben que la entidad se ha situado económicamente mucho más allá de lo razonable, pero ellos no se sienten culpables ni directa ni indirectamente. La crisis de la entidad es una de esas cosas que pasan.
Todo cruje en el Barça, e incluso hay partidarios de que se efectúe una derrama a tanto por cabeza para regresar a una economía razonable. Pero en la práctica el planteamiento es diferente y viene a ser, como señalaba antes, que lo que Jan Laporta consiga ahorrarse con Piqué acabe permitiéndole pagar a Messi el mínimo que éste está dispuesto a aceptar para seguir. Y en eso están Laporta y Messi.
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