En primera persona

Cosas que he aprendido teniendo covid en julio de 2021

Me contagié en una cena en la que todos los asistentes nos habíamos sometido a un test de antígenos

Terraza del cafè del Sol, en el barrio de Gràcia de Barcelona

Terraza del cafè del Sol, en el barrio de Gràcia de Barcelona

Maria Rovira

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-Que con la nueva variante el concepto de contacto estrecho cambia. Sábado noche, una cena en el exterior. El lunes, la persona que tenía yo en la otra punta de la mesa da positivo. Según el protocolo (por la distancia y al aire libre), él y yo no somos contactos estrechos y por tanto en principio no debería preocuparme. Aun así, el miércoles doy positivo yo. Finalizado el recuento, tenemos covid más de la mitad de los asistentes.

-Que, sin síntomas, los tests de antígenos no sirven para nada. Todos los asistentes a la cena nos habíamos hecho y estábamos tranquilos con nuestro negativo. Error: si te encuentras bien, hacerte un test de antígenos tiene la misma validez que descargarte un diploma de la web oficial de Harry Potter conforme has ido a Hogwarts. Solo acredita que te hace ilusión tenerlo. Si no tienes síntomas, la única prueba válida es una PCR.

-Que los CAP están a estas alturas colapsados y que si llamas no te lo cogerán. Y aun así, a pesar de la sobrecarga que sufren de nuevo, solo he visto eficiencia y amabilidad. Después de 34 minutos de reloj esperando respuesta del 061, me dijeron que hiciera e-consulta al CAP. Por algún motivo, a mí la web no me dio acceso. Procedí a pedir cita ‘online’ explicando mi caso y me llamaron a los 10 minutos. Os recomiendo, pues, estas dos vías de comunicación.

-Que hay tantos confinamientos como situaciones económicas. Esto es una obviedad y ya se ha dicho muchas veces, pero cuando coges la lista de las medidas de aislamiento domiciliario que indican desde Salud porque te toca seguirlas, tanto las que son para ti como las que son para las personas con las que convives, te das cuenta de cómo son de difíciles de seguir para un grueso importante de la población. Si estás enfermo pero no puedes coger la baja, tienes criaturas a cargo y no las puedes dejar con nadie, convives con personas de riesgo y no puedes extremar la distancia, vives en un piso con ventilación insuficiente y un solo lavabo, no tienes acceso a todo el material de protección y desinfección que se requiere de manera constante... es una odisea que consigas no contagiar a todas las personas que viven contigo. Las lecciones del primer confinamiento vuelven: sabemos que no todo irá bien y que la pandemia se continuará cebando con los más vulnerables. Ahora bien, si nos dedicáramos a regenerar y fortalecer nuestro sistema sanitario (al que nunca estaremos suficientemente agradecidos) y garantizar condiciones de vida dignas para todos, entonces sí: saldríamos mejores.